Sin fianza y sin comida en el Náutico

El cierre del restaurante del Club Náutico ha hecho perder a los clientes fianzas de 300 o incluso 600 euros, además de los problemas para encontrar otro comedor.

El restaurante del Club Náutico permanece cerrado desde el 1 de septiembre a la espera del nuevo gestor. raquel
El restaurante del Club Náutico permanece cerrado desde el 1 de septiembre a la espera del nuevo gestor. raquel
Raquel Labodía

Despertarse un día como otro cualquiera y enterarse por los medios de comunicación de que el restaurante en el que habías decidido organizar el tan esperado reencuentro familiar, la comunión de tu hijo o incluso tu boda, ha cerrado sin siquiera avisar. Esto es lo que le sucedió a un centenar de clientes que habían hecho una reserva en el restaurante del Club Náutico de Zaragoza, en el paseo de Echegaray y Caballero. Más de 3.000 invitados para ese centenar de almuerzos y cenas de todo tipo se quedaron de la noche a la mañana tirados y sin la fianza que habían pagado tras la salida de Domingo y Rubio S. L. del negocio hostelero.


Marian Manjón es una de las afectadas. A finales de abril reservó en el restaurante para celebrar allí la comunión de su hijo. "Llegamos a cambiar la fecha para poder venir aquí, ya que nos lo habían recomendado", recuerda esta mujer. Finalmente consiguieron fecha, el 20 de mayo del año que viene. Dejó 600 euros en concepto de señal por los 60 invitados a la celebración. Un dinero que admite que le "duele perder", ya que no tiene esperanzas de recuperarlo.


Aun así, en su caso se siente "afortunada" porque ha encontrado en apenas una semana sitio disponible en otro establecimiento de la capital aragonesa. "Cuando me vi en septiembre sin restaurante... Estaba un poco perdida, la desinformación es total", relata Manjón, que agradece la "rapidez" con la que desde el Club Náutico le atendieron y le ayudaron.


Situación muy distinta se da con la empresa gestora del negocio hostelero, con la que aclara que no ha conseguido comunicarse. Manjón asegura que se sumaría a una demanda judicial, si se decidiera acudir de manera conjunta entre todos los afectados. "No es tanto por el dinero sino ya por orgullo", dice.


Otro de los damnificados por el cierre es David Villacampa, que también reservó en el restaurante del Náutico para celebrar el próximo mes de mayo la comunión de su hijo. En su caso abonó a finales del pasado abril 300 euros, 10 por cada invitado. "Nadie se ha preocupado. Ni llamadas ni nada de nada", critica Villacampa, que califica de "lamentable" el estado de indefensión en el que se encuentran los clientes.


El Club Náutico puso a disposición de los perjudicados un correo, afectadosdomingoyrubiosl@gmail.com. Según aclara el presidente del Club Náutico, Juan Quílez, hasta el viernes se habían puesto en contacto con ellos 43 clientes a través de dicha cuenta. Otros han optado por acercarse a las instalaciones en persona o llamar en busca de información. "Los eventos inmediatos, los que eran de aquí hasta las fiestas del Pilar, ya se han resuelto y se les ha ayudado a encontrar un establecimiento sustituto", apunta Quílez.


En concreto dos reuniones familiares y dos bodas, unas 250 personas en total, que han tenido que buscar una solución rápida. Eso sí, han perdido la señal que dejaron, que oscilaba entre un 5% y un 10% por invitado, según el número de comensales.


El presidente explica que del resto de clientes con reserva que mantengan su intención de celebrar en el restaurante del Club Náutico su comida o cena, se hará cargo la nueva gestora del negocio hostelero, que estos días ultima su constitución como sociedad. Dicha empresa todavía no tiene nombre comercial, pero fuentes cercanas indican que se dará a conocer en breve y que está compuesta por gente joven y empresarios con experiencia en el sector hostelero.


El edificio de Echegaray y Caballero es de propiedad municipal. El Club Náutico paga al Ayuntamiento un canon anual de 12.000 euros. A su vez, la asociación deportiva subarrendaba el negocio hostelero a otra empresa (hasta ahora, Domingo y Rubio S. L.) por un pago mensual de 5.000 euros. Los continuos impagos provocaron que dicho gestor tuviera que cerrar el restaurante.

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