Cuenta atrás para el arranque del curso circense

A finales de septiembre y principios de octubre comienzan los nuevos cursos de la Escuela de Circo Social de Zaragoza, que podrían llegar a más barrios.

Las aulas de los colegios ya han vuelto a llenarse y, dentro de unas semanas, lo harán también las de la Escuela de Circo Social de Zaragoza que, a finales de este mes y principios de octubre, iniciará una nueva tanda de cursos regulares dedicados a la enseñanza de las artes circenses a niños y adultos. Su práctica y su repercusión están creciendo en la ciudad: el año pasado fueron 150 alumnos los que pasaron por la escuela, una cifra que ha ido incrementándose en los últimos ejercicios y que ha animado a sus responsables a idear varias novedades.


Entre ellas, la posibilidad de llevar los cursos a más barrios. “Empezamos en San Pablo, pasamos al Casco Histórico y, ahora, estamos recibiendo consultas de San José y Las Delicias, lugares a los que posiblemente lleguemos este año”, cuenta Hugo Gauthier, uno de los coordinadores. Además, entre sus pretensiones a corto plazo está el incorporar la iniciación a la música en sus clases, con lecciones de percusión o de canto, por ejemplo.


Desde hace seis años, el proyecto trabaja la formación multidisciplinar en aéreos, malabares, equilibrios, danza y expresión corporal, teatro y acrobacias, adaptándose a las franjas de edad de los alumnos, pues hay clases desde preinfantil a adultos, pasando por infantiles, juveniles y de especialización. Estas lecciones, impartidas por los profesores de la escuela, se desarrollan en diferentes espacios. Uno de ellos es, por ejemplo, el Instituto Ramón y Cajal, que ya lleva varios años acogiendo a los grupos de aprendizaje. El curso culmina en mayo con la celebración del Festival de Circo Social de Zaragoza, donde los alumnos demuestran lo aprendido.


Además, esta será la segunda vez que se desarrollen las clases para adultos, no tan enfocadas a la práctica sino a las herramientas formativas del circo. “El perfil de quienes participan suele ser el de educadores o profesores de educación física. Intentamos enseñarles a enseñar, transmitiendo la pedagogía del circo social”, relata Gauthier. En esta filosofía se utiliza el circo como vía educativa en la que se mezclan la técnica y la creatividad con el trabajo grupal y la ayuda entre los jóvenes “para generar sociabilidad, valorar positivamente a las personas y crear un buen ambiente en el que no cabe la competitividad”, señala el responsable, que apunta que su interés pasa por dar a los jóvenes la oportunidad de practicar el circo mezclándose entre ellos.


Desde la Escuela de Circo Social de Zaragoza aseguran que el proyecto se está consolidando como una alternativa a las actividades clásicas. A raíz del mayor interés por las disciplinas del circo, tanto a nivel formativo, como de ocio y profesional, reclaman un espacio fijo en el que poder impartir sus clases y ampliar proyectos. Como ejemplo, “en Zaragoza hay compañías de circo que están empezando a sumar recorrido o jóvenes que han salido incluso a formarse fuera. Aunque este no es nuestro objetivo, refleja que el nivel va subiendo”, argumenta Hugo Gauthier. Las inscripciones para los cursos regulares están abiertas hasta cubrir plazas y el precio mensual de las clases oscila entre los 10 y los 15 euros.

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