La UNED de Calatayud organiza la jornada internacional 'Tras los pasos de Baltasar Gracián'

Constará de tres conferencias, con entrada libre y gratuita hasta completar el aforo.

La UNED de Calatayud (Zaragoza) ha organizado la jornada internacional 'Tras los pasos de Baltasar Gracián', que se desarrollará el sábado 19 de septiembre, a partir de las 9.30 en las instalaciones docentes.


El programa diseñado recoge, por la mañana, la impartición de tres conferencias, con entrada libre y gratuita hasta completar el aforo, que tendrán lugar en el Salón de Actos de la UNED de Calatayud.


A las 9.30, intervendrá el doctor Benito Pelegrín con la charla 'Un filósofo de ayer para hombres de hoy'. Una hora después será el turno de la doctora Andrée Mansau, que ofrecerá la conferencia 'La rèception de Baltasar Gracián en France'.


Al mediodía se ha programado la intervención acerca de aspectos locales relacionados con Baltasar Gracián. La doctora Elena Cantarino disertará la ponencia 'Gracián y su influencia en el pensamiento europeo'. Durante la sesión de tarde se visitará la bodega San Alejandro, en Miedes de Aragón, y Belmonte de Gracián.


La jornada internacional 'Tras los pasos de Baltasar Gracián' está organizada por AHERCA con la colaboración de UNED Calatayud, Centro de Estudios Bilbilitanos, Ayuntamiento de Calatayud, Comarca Comunidad de Calatayud, ARAMIP y AJAVE.

Personaje

Baltasar Gracián fue un religioso jesuita que llevó a cabo las labores típicas de esta orden: profesor, confesor, capellán, predicador y escritor, entre otras. Sólo sometió a la aprobación de la Compañía de Jesús sus obras religiosas, contrariamente a lo que le obligaban sus votos.


En algún momento de su vida visitó la corte, pero no llegó a ser un escritor reconocido allá ni le agradó lo que vio en Madrid. Quizá por todo esto, acabó moviéndose casi siempre por tierras de lo que había sido el reino de Aragón y manifestando un marcado aragonesismo.


Hombre de carácter agrio, reprueba muchas de las actuaciones políticas de su tiempo. Gracián no era demasiado optimista ante la vida y, por ello, propugna la inteligencia y la astucia para salir bien parado. Refiere los "primores" o "realces" que deben ornar al hombre perfecto, que es el hombre práctico, hábil para desenvolverse en un mundo poco idílico.


Aprecia el pensamiento profundo, sólido, desprovisto de esa tan frecuente verborrea de declarar y declarar para no decir nada sustancial. "Pero el signo del tiempo en que vivió y su deseo de excelencia lo alejan de la naturalidad: la afectación barroca consiste, en su caso, en una concisión intelectual excesiva, que a menudo necesita tiempo para la reflexión e incluso para la exégesis", han expuesto desde la organización.


En su siglo fue muy estimado por los moralistas franceses como La Rochefoucauld y La Bruyère. En el XVIII, queda un tanto olvidado, pero deja una clara impronta en Voltaire. En el XIX, Schopenhauer o Nietzsche lo admiran. En España, su aprecio se relanza con las generaciones de 1898 y 1914.

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