Una vecina de Zaragoza cumple 107 años

Elena García, vecina de La Almozara, es una de las personas más longevas de Aragón.

Una vecina de Zaragoza cumple 107 años
Una vecina de Zaragoza cumple 107 años
Elena G. Barrio

Si alguien le hubiera dicho a Elena García el día que nació, en concreto un viernes 13 de agosto de 1909, que se iba a convertir en una de las personas más longevas de Aragón, incluso de España, no lo habría creído. Esta vecina de Zaragoza celebra este sábado su 107 aniversario rodeada de familiares, amigos y seres queridos en su casa ubicada en el zaragozano barrio de la Almozara. Una fiesta que se prolongará durante todo el fin de semana y en la que no faltarán la tarta, los globos ni los payasos. “Creo que nunca ha sabido que realmente soy yo la que se esconde bajo el disfraz”, reconoce su nieta, Elena Giménez Barrios, de 48 años. Sin embargo, asegura que es una de sus sorpresas favoritas.


Elena García nació en Salcedo de Valderredible, en Santander, hace ya más de un siglo. Fue allí donde conocería a su futuro marido, Guillermo Barrio, encofrador de profesión. Durante la postguerra, como otros tantos españoles, se vieron forzados a abandonar su hogar y llegaron a Zaragoza, donde enviudaría poco después –en 1954- quedándose sola con una niña de 9 años, su única hija, Elena Barrio.


García lleva 73 años viviendo en la capital aragonesa, por lo que se siente “maña” de espíritu, aunque aseguran que jamás ha olvidado su pueblo, ni el Rebollejo –un árbol centenario- ni la ermita de San Vitores, rincones que no visita desde 1995.


“Lleva 7 años en una silla de ruedas pero de cabeza está muy bien para los años que tiene. Razona, nos reconoce perfectamente, duerme bien, come ella sola… para su edad está ‘sanota’”, asegura su hija, de 71 años. Vive con ella y con su marido desde que no se vale por sí misma.


En su casa aseguran que las claves de su longevidad radican en una dieta sana y variada, no haber abusado nunca de medicamentos, haber sido muy trabajadora y, sobre todo, poder presumir de un carácter afable y pacífico. “No tengo recuerdo de verla enfadada, nunca discutía con nadie”, admite su nieta, quien recuerda a menudo cuando, años atrás, al caer la noche, su abuela se tumbaba junto a ella en la cama para leerle cuentos hasta que caía rendida: “Siempre ha vivido con nosotros y recuerdo que jugaba mucho con ella a las muñecas y que tenía mucha paciencia”.


Sus seres más cercanos la recuerdan como una apasionada del campo y de los animales. A pesar de que se dedicó la mayoría de su vida a la industria textil –una vez llegada a Zaragoza trabajó por un breve periodo de tiempo en un céntrico hotel, y posteriormente en una fábrica de hilatura en el barrio de San José-, nunca olvidó sus orígenes agricultores. “Cuando se jubiló le preparamos un terreno a las afueras para que pudiera cuidar de animales y plantas, y así lo hizo hasta que comenzó a verse limitada”, recuerda su hija.


Un ramo de flores, un perfume y un juego de pañuelos son algunos de los regalos que ya ha recibido Elena García. Las reuniones familiares, que comenzaron el pasado jueves, no cesarán hasta el domingo. Y no es para menos, no todos los días puede presumir uno de soplar 107 velas de cumpleaños.

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