La Policía Local recogerá las heces de los perros para analizar el ADN y multar a sus dueños

Los agentes de la autoridad deberán actuar de oficio, y no a través de denuncias de los vecinos. Los propietarios tendrán la obligación de registrar el código genético de los animales.

Los dueños deberán registrar el ADN de los perros en su visita anual al veterinario.
Los dueños deberán registrar el ADN de los perros en su visita anual al veterinario.
Raquel Labodía

La Policía Local será la encargada de recoger los excrementos de los perros para, a través de su ADN, localizar al dueño y poder sancionarle. El Gobierno de la ciudad está afinando estos días los cambios en la normativa de protección animal, que pretende llevar al próximo pleno municipal, a finales de septiembre. Una vez estudiadas las experiencias en otras ciudades, en Servicios Públicos ya tienen claro cómo debe ser el protocolo de actuación para estos casos. Este se hará bajo dos criterios: deberá ser un agente de la autoridad quien recoja y custodie la prueba para su análisis y, además, tendrá que ser una actuación de oficio. El objetivo es evitar denuncias falsas y una saturación en el número de llamadas.


Una vez esté aprobada la ordenanza –se espera que entre en vigor a finales de año–, todos los dueños de perros deberán registrar el ADN de su animal. Podrán hacerlo en el veterinario, aprovechando su visita anual para poner las vacunas pertinentes. Así, todos tendrán un año de plazo para realizar esta gestión, cuyo coste –estimado en entre 10 y 15 euros– tendrá que asumir el dueño.


El código genético quedará registrado en el Riaca (Registro de Animales de Compañía de Aragón), y el Ayuntamiento confía en que permita reducir el abandono y el maltrato. En muchas ocasiones, quienes se desprenden de sus perros o les causan daños les arrancan el chip identificativo para evitar ser localizados. A través del ADN, en cambio, siempre será posible saber quién es el propietario. Además, a través del código genético también se puede conocer el origen de las camadas de perros que, en muchas ocasiones, son abandonadas cuando una perra da a luz un número elevado de cachorros. "Al final, el objetivo es atacar el maltrato de manera más efectiva", dice Alberto Cubero, concejal de Servicios Públicos.


Este ADN también permitirá saber a qué perro corresponden los excrementos de la vía pública. La Policía Local deberá llevar la prueba a un laboratorio para que la analice, se pueda identificar al dueño y, entonces, cursar la sanción, que está fijada en 80 euros. El Ayuntamiento calcula que el coste del análisis de las heces será de unos 15 euros. Desde el área de Servicios Públicos señalan que la norma se aplicará con racionalidad, en referencia a que, por ejemplo, no es lo mismo un excremento en medio de una acera o en un parque infantil que en una zona de suelta libre de perros. Además, confían en que la normativa tenga un efecto disuasorio, y que los dueños se apliquen en la recogida de los excrementos caninos.

Otras posibles medidas

Esta es una de las medidas que se incluirá en la modificación de la ordenanza de protección animal que se acometerá a la vuelta del verano. El Gobierno de ZEC convocará de nuevo al consejo sectorial de protección animal y negociará con el resto de grupos municipales para buscar un consenso. Otra de las medidas que se quiere incluir es la de la prohibición de circos con animales. Las pasadas Fiestas del Pilar, el Ayuntamiento llegó a un acuerdo con los gestores del recinto de Valdespartera para que por voluntad propia contrataran un espectáculo sin animales –y lo mismo ocurrirá en los próximos Pilares–. Ahora, si se aprueba, pasará a ser una obligación que no los haya.


Además, en la última reunión del consejo de protección animal hubo muchas otras propuestas que tienen que ser evaluadas y negociadas para decidir si finalmente se incluyen en el nuevo texto normativo. Una de las posibles medidas es regular el rescate de animales en situaciones excepcionales como riadas, prohibir la colocación de azufre en las esquinas de los edificios para evitar que los animales orinen, impedir que las mascotas estén más de cinco horas en las terrazas de los edificios, obligar a que los perros salgan de casa al menos dos veces al día... Algunas de estas posibilidades –especialmente estas dos últimas–, son de difícil aplicación y control, por lo que pueden acabar en campañas para sensibilizar a la población de la necesidad de cuidar adecuadamente a las mascotas.

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