Interior reconoce como víctima del terrorismo a la mujer herida en el atentado contra el Pilar

El Gobierno central rechazó en su día indemnizarla. La Audiencia Nacional tiene pendiente resolver su demanda.

El Ministerio del Interior acaba de reconocer como víctima del terrorismo a Marta García Simón, que sufrió el atentado contra la basílica del Pilar el 2 de octubre de 2013. El ministro en funciones Jorge Fernández Díaz le concedió el pasado 28 de julio la encomienda de la Real Orden de reconocimiento civil a las víctimas del terrorismo, pero este hecho contrasta con la denegación de la indemnización que ella había solicitado a Interior por las lesiones que sufrió en el oído, el estrés postraumático y la asistencia médica. Entre esta negativa, que se produjo en mayo de 2015, y el reconocimiento como víctima se publicó la sentencia de la Audiencia Nacional contra los anarquistas chilenos Francisco Javier Solar, ‘Cariñoso’, y Mónica Andrea Caballero, ‘Moniquita’, condenados a doce años de prisión por lesiones a la víctima del atentado del Pilar y daños terroristas al patrimonio de la Basílica. El fallo, dictado en marzo de 2016, reconoció que Marta García tenía que ser indemnizada con 22.775 euros por las lesiones y había que resarcir al Cabildo de Zaragoza con 182.601 euros por los daños en el órgano y los bancos.


Pero la actitud del Ministerio del Interior con la víctima hasta ahora provocó que ella demandara al Estado en julio de 2015 en la Audiencia Nacional. Este proceso contencioso administrativo está pendiente de fijar la fecha para que los miembros de este tribunal tomen la decisión definitiva sobre el pleito.


"Parece que el Ministerio del Interior, cuando actúa ahora a favor de la víctima, va contra el propio proceder que tuvo antes, o bien lo que hizo al denegarle la indemnización no era cierto", critica el abogado defensor de la víctima, Guillermo Royo. "Tendría que allanarse en el proceso contencioso, pero no creo que vaya a hacerlo".Se siente "abandonada"


La víctima del atentado de la basílica del Pilar ha denunciado que el Ministerio del Interior le ha dejado "abandonada" en el tiempo transcurrido porque perdió su trabajo (la explosión que sufrió provocó que no ganara un empleo al que se presentó); ha vivido dos años recibiendo un subsidio de 400 euros y no pudo pagarse el tratamiento psicológico del daño postraumático. "Ahora me he buscado trabajo en una gasolinera pero por mi cuenta. En estos dos años largos sufridos nadie me ha ayudado, ni el Ministerio del Interior, ni el Cabildo del Pilar, a los que escribí", señaló Marta García.Recurso al Supremo


Además, la víctima del atentado de la basílica del Pilar ha interpuesto un recurso de casación ante el Tribunal Supremo para que le reconozca el daño moral que sufrió con la explosión del artefacto el 2 de octubre de 2013. Su abogado, Guillermo Royo, mencionó en su recurso las conclusiones del perito médico sobre la incapacidad que padeció, la falta de trabajo y las afecciones personales como consecuencia de la explosión del artefacto y del estrés postraumático.


"Marta no puede volver a pisar la basílica del Pilar después de la bomba y ha estado mucho tiempo en paro tras haber sufrido la explosión. Como la sentencia de la Audiencia Nacional asumió el estrés postraumático, reclamamos que se reconozca el daño moral sufrido que admitió un perito en el juicio", apuntó el abogado Guillermo Royo. La sentencia de la Audiencia Nacional reconoció las lesiones y las secuelas padecidas por la víctima, pero considera que "no ocurre lo mismo con la indemnización que para ella se solicita por daños morales por importe de 80.000 euros" porque carecen de base para sustentar la realidad de tales daños, en qué se han materializado y la cuantificación de los mismos.


En el juicio celebrado en la Audiencia Nacional, Marta García declaró que estaba rezando en el Pilar y que un hombre le instó justo antes de la explosión a dejar la capilla en la que estaba rezando y salir del templo. Salió en dirección al órgano de la Basílica y la explosión le cogió a unos 25 metros. No recordó ningún rasgo de la fisionomía de ese hombre, ni de la persona que le acompañaba. "Tengo altos y bajos en la audición, tengo miedos, inseguridades. Si subo a un puerto, por la noche tengo inflamación. Ahora cuando padezco anginas a la vez sufro otitis", explicó.

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