Los vecinos de la Magdalena refuerzan la oferta infantil de su Semana Cultural

A falta de pequeños flecos –como los de las chaquetas que se podrán encontrar en su ‘street market’– la Semana Cultural de la Magdalena ya tiene programa de actividades. Este año las fiestas del barrio apuestan por la chiquillería y echan el resto con pasacalles, títeres y cuentacuentos pensados para los más pequeños. De hecho, se ha creado una ‘comisión infantil’ de la Semana Cultural, que integran las ampas de los colegios Tenerías, Gascón y Marín y Cándido Domingo, la asociación Nogará y los centros de tiempo libre Gusantina y Esbarizaculos. Esta comisión se hará cargo –entre otras actividades– de la San Juanada de cartón y de un cabaré en el que los pequeños pondrán demostrar su destreza bailando, contando chistes o haciendo trucos con la peonza.

Esta es una de las novedades de la cita que volverá a tener una más que notable vena musical: no en vano, uno de sus pregoneros será el cantaor Manuel Tejuela, que acompañará en el balcón a la activista Conchi Arnal. Se han programado numerosos conciertos –en escenarios como la sala Arrebato, el bar Entalto, la Vía Láctea o la propia calle Cortesías–, entre los que destaca el Guillotina Fest (el sábado en la plaza de San Agustín) y el homenaje a Javier Krahe a beneficio de los refugiados.

Aunque la jornada central de estas fiestas autogestionadas y combativas es el 23 de junio con la hoguera de San Juan en el parque Bruil –la mayor de las que se encienden en Zaragoza–, la Semana Cultural se prolongará hasta el domingo 26 de junio, con una traca fin de fiesta que –seguro– alguno confundirá con las celebración de los resultados electorales. Los ‘diaples’ y todo su espectáculo pirotécnico comenzarán a recorrer las calles a las 20.30 y está previsto que el encendido se haga a las 23.00. Amenizarán los fastos los Drunken Cowboys y el DJ Rastaul.

Este año vuelven a ser más de un centenar los comercios del barrio que colaboran en las fiestas, cuyo cartel anunciador es obra de Paula Fernández. Se trata de una imagen en la que pueden apreciarse dos elementos aparentemente costumbristas, que este 2016 estarán muy presentes en las celebraciones. Por un lado, se adivina una bicicleta, dado que se han convocado dos marchas ciclistas: una ‘masa crítica elegante’ y un ‘paseo ciclolunar’. Por otro lado, también se ve un banco (de los de sentarse), que no es cosa menor porque las entidades vecinales están preocupadas por su progresiva desaparición y "por la inacción del Ayuntamiento en su reposición". "Es una reivindicación muy básica en la que se sintetiza nuestra visión por el barrio y la atención al espacio público", explican los organizadores. "Es como una alegoría de la tensión entre la tendencia a convertir las calles en viales y los barrios en residencias aisladas, y quienes pensamos en las calles y las plazas como espacio como puntos de encuentro", añaden. Además, predican con el ejemplo porque las comidas populares, los vermús e, incluso, los torneos de guiñote que anuncian no tienen otro escenario sino las calles del entorno de la plaza de San Agustín.