La juez descubre que no se envió a analizar el corazón del padre fallecido tras una pelea en Calatayud

La forense dijo que no tomó muestras, pero un policía le vio guardar el órgano. La instructora pide un estudio urgente a Barcelona y otra valoración del deceso.

Tras pelearse con otro vecino, Juan Antonio Aranda cayó muerto en esta plaza de Calatayud.
Tras pelearse con otro vecino, Juan Antonio Aranda cayó muerto en esta plaza de Calatayud.
Macipe

La titular del Juzgado de Instrucción número 2 de Calatayud acaba de descubrir que el corazón de Juan Antonio Aranda Moreno, el padre fallecido tras una pelea en Calatayud, no se envió a analizar al Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses de Barcelona y sigue guardado en formol en un despacho del Instituto de Medicina Legal de Aragón (IMLA). La noticia ha supuesto toda una sorpresa para la instructora del caso, puesto que la forense que practicó la autopsia el pasado 1 de mayo le dijo que no se recogieron muestras del cadáver. De hecho, si la juez se ha enterado de que aún se conserva este órgano es porque un policía que estuvo presente en la necropsia compareció de forma voluntaria en el juzgado para contárselo.


Dada la trascendencia de la información de cara a esclarecer si la muerte fue natural o violenta, la instructora pidió al IMLA que en un plazo de 24 horas le aclarara si se conservaba alguna víscera del cadáver. La jefe del servicio de Patología contestó al día siguiente que, efectivamente, había encontrado un bote de plástico etiquetado con el nombre del finado y con un corazón diseccionado en su interior.


Por la muerte de Juan Antonio Aranda la Policía Nacional detuvo a Jesús L. M., ya que la mujer del fallecido declaró que minutos antes de que su marido se desplomara en plena calle este hombre le había dado varios golpes en el rostro recriminándole su intervención durante una discusión entre sus respectivos hijos. El presunto agresor quedó en libertad con cargos, puesto que la viuda dijo que su esposo padecía del corazón y el avance de la autopsia no dejaba del todo claro la causa del deceso.


Días después, la juez recibió un informe en el que la forense apuntaba que no había encontrado lesiones externas en el cadáver y concluía que "la causa fundamental de la muerte fue un traumatismo craneal, que puso en marcha un proceso hemorrágico para el que el sujeto era especialmente vulnerable". Pero aún decía más: "Se trata de una muerte en el límite entre la muerte natural y la violenta". Ante esta manifestación, la juez, que tiene que aclarar si el encausado Jesús L. M. tuvo algún tipo de responsabilidad penal, se vio obligada a pedir a la forense una serie de aclaraciones. Y fue entonces cuando esta última reiteró sus conclusiones y le indicó que no había recogido muestras para mandar analizar.


Pero la instructora del caso quiere encauzar definitivamente esta investigación, por lo que ha ordenado que con carácter urgente se remita el corazón del fallecido y su historial médico a Barcelona para que se analice. Según ha podido saber HERALDO, con las conclusiones que lleguen del laboratorio, el IMLA tendrá que volver a emitir un informe pericial forense para determinar definitivamente la causa de la muerte.

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