Mucho más que pajaritas de papel

El Museo del Origami de Zaragoza alcanza los 70.000 visitantes, dos años y medio después de su apertura.

Los turistas finlandeses que han batido el récord de 70.000 visitantes al Museo del Origami.
Los turistas finlandeses que han batido el récord de 70.000 visitantes al Museo del Origami.
EMOZ

No hay límites para el origami. Con los pliegues y los dobleces adecuados, una simple hoja de papel puede convertirse en una sencilla pajarita o en complicadas figuras que exigen horas de trabajo y una técnica que pocos dominan en el mundo. En Zaragoza, el Museo del Origami demuestra la belleza de este arte nacido en Japón y que atrae cada año a miles de curiosos: tantos, que este miércoles se han alcanzado los 70.000 visitantes. Este número redondo lo han logrado unos turistas finlandeses que, de ruta por España, han llegado a la capital aragonesa y se han acercado hasta el Centro de Historias, donde está instalado el museo. Allí han disfrutado de las exposiciones y, como regalo por protagonizar esa cifra de récord, se han llevado una figura de papiroflexia.


El Museo del Origami de Zaragoza (Emoz) lleva abierto casi dos años y medio. Es el único museo de este tipo que hay en el mundo, explica su director, Jorge Pardo, porque aunque en Japón y Corea hay sendos museos de origami tradicional, el zaragozano muestra obras de papiroflexia de altísimo nivel y realizadas con todo tipo de técnicas. “Es un referente mundial”, asegura Pardos, quien cuenta que hay proyectos para abrir centros similares en otras ciudades del mundo y que todos ellos tienen como ejemplo el de la capital aragonesa. “El mes que viene me voy a Nueva York, a una convención, y allí están muy interesados en cómo nos va, porque se plantean hacer algo parecido”, cuenta.


En cuanto a qué tipo de público acude al Emoz, Pardo destaca que los fines de semana hay sobre todo zaragozanos, pero que de lunes a viernes hay más visitantes extranjeros. La mayoría siguen las recomendaciones de las oficinas de turismo de la plaza del Pilar y la plaza de España, que les derivan al museo, sobre todo cuando en el grupo hay niños. “Y todo el que entra sale encantado. Hasta nos preguntan por qué algo tan maravilloso no es más conocido”, asegura Pardo, quien cree que por el precio de la entrada (3 euros los adultos, 1,5 los niños) es difícil encontrar una oferta museística más atractiva.


El Emoz, que renueva sus exposiciones cada tres meses, ofrece ahora mismo una muestra con portadas de libros hechas con papiroflexia, además de figuras del portugués João Charrua, o una colección de piezas elaboradas con cartón.


Y aunque sus responsables están satisfechos con la cifra de visitantes alcanzados hasta ahora, confían en mejorar esos datos. "Aspiramos a más y no descartamos abrir delegaciones en otras ciudades de España. Aunque para eso necesitaríamos el respaldo de algún patrocinador". La propuesta queda lanzada, por si alguien se anima...

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