"Las Letras siempre me han parecido más difíciles que las Ciencias"

-¿Cómo le vino la vocación por la Física y la investigación? ¿Era su asignatura favorita?

-No. Me gustaban las Ciencias y las Letras. Las Letras siempre me han parecido fascinantes, pero más difíciles que las Ciencias.

-¿En serio?

-Sí. Mucho más difíciles porque en las Ciencias si se entiende bien, uno contesta a los exámenes de una forma clara. Mientras que si uno tiene que hacer una buena redacción o una buena síntesis de un proceso histórico uno no sabe nunca si lo ha hecho bien. Tuve la suerte de tener grandes profesores como Agustín del Moral, que fue catedrático de Física de la Universidad de Zaragoza.

-¿Cree que se potencia lo suficiente que haya investigadores?

-No lo sé. Criticar el sistema educativo se está convirtiendo en una tradición. A mi padre le parecía que mi bachillerato era un desastre y yo cuando veo a mis hijas me acuerdo de él para no cometer el mismo error y decirles "no sabéis nada". No creo que cualquier tiempo pasado fue mejor. Creo que el sistema está mejorando sustancialmente, pero que hay demasiada idolatría de los contenidos. Si uno mira los exámenes de Pisa no hay grandes diferencias por países. A la gente le emocionan las listas.

-Pero los estudiantes españoles no suelen salir bien parados...

-Bueno, pero tampoco mal. Si mira las diferencias entre el mejor y el peor en el informe PISA, tampoco son tan grandes. No hay que obsesionarse. No podemos diseñar un sistema educativo para ser capaz de responder al informe PISA. Necesitamos gente formada, con criterio. Necesitamos profesores bien informados, bien formados, bien reconocidos socialmente y bien remunerados. Esa es la clave del éxito.

-¿Se puede conseguir con tantas reformas educativas, como la última que antes de aplicarse ya se plantea cómo derogarla?

-No. Eso pasa porque tenemos una fe infinita en la regulación. Hemos hecho un estado de las autonomías en el que debían tener autonomía suficiente para competir unas con otras y traer dinamismo al sistema, pero se prefiere la idílica paz del uniformismo centralizador. Resultado: un sistema sobrerregulado e infrafinanciado.

-¿Lo dice por experiencia? Fue consejero de Educación en el Gobierno vasco con el PNV en 1980.

-Yo creo que la clave del sistema educativo está en la participación de los padres y sobre todo de los profesores. Sería partidario de dejar a las autonomías más libertad e incluso a los colegios.

-¿No provocaría desigualdades?

-Habría que dar un mínimo de calidad. Puede haber desigualdad, pero si el precio de no haber desigualdad es igualar a todos al mínimo... Hace falta igualdad en la línea de salida, pero no imponer igualdades en la de llegada.

-¿Le preocupa que muchos de los universitarios acaben fuera?

-No. Salir fuera es buenísimo para que aprendan, no solo a hacer otras cosas, sino formas diferentes de aprender. Ahora, hay que crear las condiciones para que el camino sea de ida y vuelta.

-¿Qué aprendió en Cambridge en 1976, donde se doctoró y ejerció?

-Aprendí que en Ciencias solo hay un nivel. El nivel mundial. Nosotros podemos hacer menos cosas, pero en la ciencia que hacemos no podemos ser peores que ellos.

-¿Cómo ve hoy la investigación?

-La investigación requiere el largo plazo, nos apoyamos en los anteriores. Este largo plazo significa que todos somos eslabones de la cadena y exige garantías de continuidad en las políticas.

-Algo difícil para los políticos...

-Claro. El político piensa en la siguiente elección antes que en la siguiente generación. Esa garantía de continuidad la tienen, por ejemplo, en Alemania, donde hay un pacto de Estado. Y eso es muy importante porque construir un grupo bueno de investigación, y en Zaragoza hay, es muy difícil, pero su destrucción puede ser muy rápida. Ahora se ha roto la continuidad de la financiación, pero todavía estamos a tiempo.

-En su lista de reconocimientos incluye el de hijo predilecto de la villa de Isaba. ¿Estará orgulloso?

-Hombre, y no es fácil (sonríe). Solo somos dos en la historia.