Instituto Buñuel: 3 años sin una solución clara

La cesión definitiva y el control sobre su uso por parte del Ayuntamiento siguen en el aire.

La fachada del instituto Luis Buñuel.
La fachada del instituto Luis Buñuel.
V. Millán

Hace ahora tres años, el antiguo instituto Luis Buñuel volvió a abrir sus puertas. Fue en la primavera de 2013 cuando un grupo de colectivos apadrinados por la Asociación de Vecinos Lanuza-Casco Viejo impulsó la recuperación de edificio. Apenas unos meses más tarde, a finales de junio, el colectivo, que tomó forma bajo el nombre 'Dale vida al Luis Buñuel', daba el pistoletazo de salida oficioso a sus actividades con una fiesta de bienvenida en el patio del antiguo centro educativo.


Este miércoles, el mismo espacio albergaba una clase de meditación, mostraba lo que había quedado de una campaña de recogida de enseres para los refugiados celebrada la semana pasada, y se colocaban las últimas fotografías de una exposición sobre el 15-M, movimiento que este domingo cumple cinco años y del que se sienten hijos las organizaciones y colectivos que hoy regentan el denominado Centro Social Comunitario Luis Buñuel.


Entre la primera fiesta del patio y la exposición del 15-M han pasado sin embargo muchas más cosas que tres años. La DGA revirtió el uso del antiguo instituto al Ayuntamiento, propietario del edificio, quien tras conocer el proyecto habilitó en 2014 nuevos usos y licitó la reforma de la planta baja por un importe de 417.000 euros, que tras las obras, permitió extender las actividades al interior.


Se reconocía así de forma tácita la validez de la propuesta elaborada por los colectivos y vecinos que reclamaban el centro para formar un espacio “autogestionado y comunitario” que cubriera las necesidades de un barrio, el de San Pablo, que carece de centro cívico u otro equipamiento similar, aunque sin concretar de forma alguna el modelo de cesión y la oficialidad del mismo.


Ni el Gobierno de PSOE apoyado por Izquierda Unida y CHA, ni el de Zaragoza en Común en los once meses que lleva al mando, han conseguido dar una respuesta en cualquier sentido. Mientras, el Buñuel se mueve en una situación compleja: por una parte el año pasado sufrieron varios cortes de luz -que corre a cargo de Zaragoza Vivienda- que condicionaron parte de las actividades que habían organizado, y por otro, organismos como la FABZ lo han utilizado ya como centro de reunión oficioso al tiempo que dos estudiantes del grado de Trabajo Social de la Universidad de Zaragoza han realizado allí sus prácticas o el PICH lo incluye como uno de sus proyectos de futuro para el Casco Histórico.


“Ahora mismo somos conscientes de que estamos en una situación de alegalidad, y llevamos reclamando desde hace tiempo una cesión formal que reconozca lo que aquí hacemos. Sabemos que la intención por parte del Ayuntamiento es la misma y en los últimos meses hemos avanzado bastante, pero es cierto que encontrar una forma jurídica clara a proyectos como este, que no son gestionados por una empresa municipal o un colectivo en concreto, sino que queremos que sea abierto a todo el mundo, es complicado y está retrasando todo mucho”, explica Elsa Navarra, una de las partícipes del proyecto este miércoles antes de entrar a la asamblea que semanalmente realizan para organizar las actividades y gestión del Buñuel.

El Ayuntamiento avanza en su gestión 

Por el momento la nueva corporación de Zaragoza en Común, pese a mostrarse siempre proclive a buscar fórmulas que asienten los usos actuales y apostar por opciones como la autogestión, no ha hecho ningún avance concreto todavía. Este viernes, en la Comisión de Participación Ciudadana, la concejal de la materia Elena Giner reconocía tras una interpelación del Partido Popular sobre la situación del centro que todavía “no hay una decisión tomada sobre el modelo de cesión que se ejecutará”.


La concejal reconoció además que actualmente no se está llevando un control exacto de si todas las actividades que se están haciendo en el Buñuel cuentan con la autorización correspondiente por parte del área de Patrimonio, responsable actual del edificio por su carácter de inmueble protegido, y que ante esto, y mientras se encuentra la fórmula definitiva, “se va a adscribir el edifico a la Junta de Distrito para que sea desde ella donde se gestionen y controles las actividades de forma más efectiva.

Un espacio reclamado por el barrio 

Los miembros de los colectivos que hoy gestionan el Buñuel aseguran que todas las actividades que promueven las suelen hacer de forma conjunta con otras asociaciones y organizaciones que gestionan todos los permisos y que todos sus actos los realizan “de la forma con más arreglo a la normativa posible” que les permite su situación actual.


Por el momento, se financian -aunque aseguran que sus actividades requieren poco dinero- con parte de las aportaciones que los usuarios de las actividades entregan de forma voluntaria a quienes realizan los talleres de magia, yoga o manualidades que tienen lugar cada semana. En total, el Buñuel cuenta hoy en día con 17 actividades fijas cada semana, además de ser la sede de algunas asociaciones que no cuentan con local, un modelo que se inspira en otros espacios autogestionados como los que hay en Madrid -La Tabacalera- o Barcelona -Can Batlló- pero que en Zaragoza no tiene precedente.


“Tenemos las puertas abiertas para todo aquel que quiera aportar ideas nuevas. Nacimos para dar al barrio un lugar de encuentro que no tenía y que la administración no ha sabido generar en muchos años, y creemos que después de casi tres años donde hemos tenido las puertas abiertas para todos los vecinos eso nos ha legitimado delante de mucha gente que igual al principio no nos veía con buenos ojos o desconfiaban de una propuesta tan novedosa”, señalan desde Dale Vida al Luis Buñuel.


Marisa Verde, presidenta de la Asociación de Vecinos Zaragoza Antigua, otra de las que se aglutina en el Casco Histórico, era una de las vecinas que no veía con buenos ojos la gestión que se le estaba dando al Buñuel desde su reapertura. Y no ha cambiado de opinión. “Nosotros queremos un centro cívico al uso, como el que tienen todos los barrios menos este. En primer lugar porque creemos que ahora mismo se está en una situación en la que si ocurre cualquier cosa no es de recibo; y en segundo lugar porque no compartimos esta forma de hacer las cosas, que bajo nuestro punto de vista tiene un marcado carácter político”, opina.


En la otra cara de la moneda se situaban los vecinos que este miércoles salían de la clase de meditación que se estaba impartiendo en una de las antiguas aulas del centro. “Si aquí los vecinos no hubiéramos tomados cartas en el asunto esto seguiría cerrado”, explicaba uno de los asistentes, que recordaba que por el Buñuel han sobrevolado distintas ideas desde que el instituto se trasladara a la Almozara y se quedara el también antiguo Ayuntamiento de la ciudad vacío. Más de 5.000 metros de espacio en desuso que los vecinos han reclamado siempre de una forma u otra y que hoy sigue sin solución definitiva.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión