El conflicto del bus afronta un día decisivo para evitar que mañana vuelvan los paros

Las próximas 24 horas serán decisivas en el conflicto del bus. Tras romperse las negociaciones el sábado de madrugada, los trabajadores han convocado hoy una asamblea general para decidir si retoman los paros, que comenzarían mañana en el mismo horario que hasta ahora (de 9.00 a 11.30 y de 18.00 a 20.30). Con la baza de la huelga bajo el brazo, los conductores están intentando forzar a última hora de la tarde un nuevo encuentro con la empresa concesionaria del servicio, que ayer desconocía la convocatoria y, por lo tanto, no confirmó su asistencia.

En esta jornada, según parece de nuevo maratoniana, también intervendrá el Ayuntamiento de Zaragoza. Los trabajadores tienen prevista una reunión con Movilidad a última hora de la mañana para valorar la situación y evitar que se retomen unos paros que han supuesto un enorme desgaste para el equipo de Gobierno en estos últimos meses. Casi con toda probabilidad, tratará de luchar por que la plantilla prorrogue unos días más la suspensión de la huelga. Y será seguramente el interlocutor municipal, el catedrático Juan García Blasco, el que intentará buscar de nuevo esos días de margen para limar asperezas entre las partes.

El conflicto en estos momentos parece enquistado, después de que no se haya conseguido acercar posturas tras 23 reuniones en el Servicio Aragonés de Mediación y Arbitraje, y que sobre la mesa todavía esté sin resolver uno de los puntos más polémicos: el de las cuestiones económicas. En concreto, los dos aspectos más espinosos son las indemnizaciones en caso de baja y la subida salarial. La negociación continúa girando sobre la base de una subida salarial del 4% hasta 2019, que la plantilla ya rechazó un referéndum el 30 de marzo. La diferencia sustancial se encuentra en la aplicación del IPC.Recriminaciones mutuas

Las últimas declaraciones (a través de sendos comunicados) de ambas partes tampoco invitan al optimismo. Los trabajadores culpan a la dirección de Auzsa de romper las negociaciones, lamentan su actitud y la acusan de una "estrategia de desgaste" por su interés en no querer firmar un nuevo convenio y "mantener perpetuamente el laudo que le garantiza la congelación salarial y demás conceptos económicos". "Aunque confiamos en que hoy se persone en el SAMA con una actitud más favorable", destacan los conductores.

Por su parte, la dirección de Auzsa recrimina la postura del comité ante la última propuesta de la empresa, que retiraba un ajuste en las bajas médicas, tal y como pedían los empleados. Recuerda las "magníficas" condiciones laborales de los trabajadores del autobús, por "encima de la media del sector y de la media de la región", y reprocha el comportamiento del comité al no importarle "chantajear" a los ciudadanos, la empresa y al Ayuntamiento con unos paros que ya han durado 123 días.

Si finalmente las negociaciones se frustran y los conductores deciden en la asamblea de hoy retomar la huelga (en estos momentos está suspendida), los zaragozanos tendrán que armarse de nuevo de paciencia en las paradas. La huelga volvería a repetirse entre las 9.00 y las 11.30 y entre las 18.00 y las 20.30, aunque su incidencia se deja notar media hora antes y media hora después.

Lo que sí que cambiarían son los servicios mínimos que hasta ahora se han fijado. El decreto inicial que el Ayuntamiento aprobó en diciembre los estipuló en un 33%, claramente insuficientes. La mayoría de los grupos municipales piden elevarlos hasta el 50%, como en paros anteriores. Pero las opciones que barajan los técnicos de Movilidad no parecen que vayan en ese camino. Estudian bien aumentarlos hasta el 37%, lo que supondría pequeñas mejoras en aquellas líneas con una frecuencia superior a 30 minutos, o bien aprobar el refuerzo individualmente en función de criterios como el destino final y su número de usuarios.

Si ninguna de las partes da su brazo a torcer y vuelven los paros, los más perjudicados volverán a ser los zaragozanos. Según informes del área de Movilidad, la huelga causa molestias a 183.000 ciudadanos cada día y ha producido un notable descenso de viajeros, unos 60.000 al día, un 20%, aproximadamente.