El coto de caza de Muel reduce los daños en cultivos un 90% en apenas año y medio

El uso de jaulas trampa y el reparto de cazadores por zonas permitieron matar más de 33.700 conejos en una temporada.

Francisco Cristóbal, guarda del coto de Muel, instala una de las jaulas trampa para conejos.
Francisco Cristóbal, guarda del coto de Muel, instala una de las jaulas trampa para conejos.
Heraldo

El reparto de un cazador por cada 50 hectáreas y la instalación de un centenar de jaulas trampa han conseguido reducir la plaga de conejos que afectaba a los campos de cultivo de Muel. Solo en la primera temporada con el coto en manos de los agricultores, acabaron con más de 33.700 conejos y en apenas año y medio, los daños en los cultivos se han reducido en un 90%.


La temporada 2013-2014, el coto estaba en manos de la sociedad de cazadores y los daños en los cultivos superaron los 150.000 euros. Hubo negociaciones entre los aficionados a este deporte y los agricultores. Finalmente la sociedad se liquidó y cambió su titularidad: ahora el coto es privado y lo gestiona la Asociación Agropecuaria de Muel, en la que hay unos 150 socios.


"Se devolvieron los derechos de caza a los agricultores", explica Francisco Cristóbal, guarda rural del coto de Muel. Su trabajo ha sido "fundamental y encomiable", como él mismo lo califica. Asegura que para luchar contra plagas tan dañinas para los cultivos como esta hay que diferenciar entre lo que es caza deportiva y control de población. Y en esto último ha centrado su tarea.


El cambio de titularidad del coto hizo que el número de socios pasara de 54 a 150. Los precios también se modificaron –ahora se pagan unos 400 euros por temporada para cazadores con perro y hurón–, aunque se pusieron condiciones más ventajosas para los antiguos miembros de la sociedad que gestionaba el coto.


Una de las primeras medidas fue dividir el coto en seis zonas –todo el término municipal tiene 7.724 hectáreas– y distribuir en ellas unos 20 cazadores con sus hurones. "Cuando terminaban una zona, cambiaban a otra para repasarla", especifica Cristóbal. "El objetivo no era otro que buscar el equilibrio entre agricultores y cazadores, siendo que unos buscan las mejores cosechas y otros el mayor número de animales", añade el guarda. Además, cada vez que un agricultor avisa de que tiene daños, se envía a una cuadrilla.


La instalación de jaulas trampa, así como las autorizaciones para ampliar los periodos de caza, también han sido fundamentales. "En menos de dos años se han reducido los daños en los cultivos un 90% y la población de conejos se ha quedado en la mitad", concreta Cristóbal. No obstante, será dentro de unos tres años cuando se vean "resultados evidentes".


La temporada pasada les autorizaron para cazar 160 días en la zona de seguridad de la autovía. También lo intentaron en las inmediaciones de las vías del tren, pero desistieron por lo que había que pagar para poder hacerlo. En todos los cotos estas son las zonas más difíciles de controlar.

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