Peces fraile al rescate de la margaritona

Se han liberado unos trescientos ejemplares en los lagos del Parque del Agua para conservar este molusco de río en peligro de extinción.

El Gobierno de Aragón ha puesto en marcha acciones para proteger la conservación de un molusco de río en peligro de extinción llamado margaritona, ayudado por el pez fraile del se han liberado unos trescientos ejemplares, dentro de los lagos del Parque del Agua.


La directora general de Sostenibilidad, Sandra Ortega, ha sido la encargada de liberar los ejemplares de pez fraile con los que se pretende incrementar el número de balsas artificiales en las que se reproduce este pez, que resulta necesario, a su vez, para la cría en cautividad de otra especie animal todavía más amenazada a nivel de toda Europa, la margaritona, una gran almeja de río que posee un complejo ciclo de vida y que igualmente está presente en Aragón.


Para la directora general de Sostenibilidad, Sandra Ortega, "este nuevo paso es importante porque supone un avance más en la conservación de la rica biodiversidad de nuestros ríos", según informa el Ejecutivo autonómico en un comunicado.


"La margaritona es una especie tan amenazada como el oso pardo o el quebrantahuesos, y por eso merece la atención que Aragón le está dedicando desde el año 2005 a través de las acciones previstas en un Plan de Recuperación para la especie", ha dicho.


El objetivo de la cría del pez fraile procedente de otras balsas menores de la finca de La Alfranca es el de disponer de un stock de ejemplares de blenios, necesarios para completar el proceso de reproducción de esta almeja de río.


La actuación ha sido llevada a cabo por técnicos del Servicio Provincial de Desarrollo Rural y Sostenibilidad de Zaragoza, así como por Agentes de Protección de la Naturaleza (APNs) y por personal de la empresa pública SARGA.


Las larvas de la almeja de río o margaritona -denominadas por los científicos gloquidios- requieren de un "pez huésped" intermedio para su desarrollo, informa la nota.


Instaladas alrededor de dos meses en las branquias del huésped, en este caso un pez fraile, las larvas sufren una metamorfosis que las transforma en pequeños juveniles que, posteriormente, acabarán desprendiéndose del pez que les aloja y alcanzarán el fondo del río, donde se entierran durante los primeros meses de vida hasta emerger del fondo en el que vivirán parcialmente enterradas entre el suelo o sedimento.


En cautividad, el Gobierno de Aragón ya ha experimentado exitosamente este complejo proceso tras muchos años de ausencia de ejemplares jóvenes de margaritona dentro los cursos de agua naturales.

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