Tras cuatro meses de paros parciales y la prolongación de un conflicto que parece no tener fin, tan solo una decena de personas han respondido al llamamiento para protestar este martes en una cacerolada frente al Ayuntamiento de Zaragoza y exigir el final de la huelga de autobuses.

Los allí presentes protestaban contra la empresa concesionaria, la infructuosa mediación municipal y contra los propios trabajadores por su "falta de empatía" hacia los usuarios, "los auténticos perjudicados de esta huelga". 

La cacerolada estaba convocada para las 19.00 pero a las 19.30 apenas se habían congregado bajo la lluvia unos pocos usuarios: algunos trabajadores y varios pensionistas. Luis Alberto, promotor de la protesta, se mostraba algo confundido y decepcionado y extraía al final una única conclusión: "Será que los que no han venido están de acuerdo con que nos dejen tirados en la parada, qué le vamos a hacer". 

Este vecino de Santa Isabel lleva varios días colgando rudimentarios carteles por las marquesinas de la ciudad y pidiendo su difusión a través de grupos de whatsapp. Casi todos los presentes este martes aseguraban haber reenviado el mensaje a todos sus contactos y parecían extrañados ante la escasa repercusión. 

Felipe y Mercedes, un matrimonio de la avenida de Cataluña, lamentaban la falta de movilización ante un conflicto que causa "muchísimas afecciones" a los usuarios: "Que acaben con esto de una vez. El Ayuntamiento tiene ponerle fin y si no saben qué se vayan", protestaba el marido.

Gonzalo, de 85 años, también se mostraba muy decepcionado este martes. "La gente protesta mientras espera en la parada pero a la hora de la verdad... Ya ves", criticaba este vecino que utiliza el autobús para ir a cuidar a sus nietos siempre que sus hijos le necesitan.