“Hay amenazas y coacciones contra cualquiera que disienta”

Hoy se cumplen 77 días de la huelga del autobús urbano, convertida desde hace semanas en la más larga de la historia de este servicio en la ciudad. Durante este tiempo, los trabajadores de Auzsa han respaldado de forma masiva los paros, con niveles de seguimiento que habitualmente superan el 95%. Sin embargo, y aunque sea algo imposible de calibrar, entre los conductores hay un nivel de discrepancia que solo se expresa en conversaciones privadas y en grupos de Whatsapp de trabajadores, pero que en la práctica totalidad de los casos no se manifiesta públicamente.

Una de las pocas excepciones es Óscar García Villares, trabajador de Auzsa desde 2002 y que ha expresado en más de una ocasión –y en diferentes foros– su discrepancia con la forma de actuar del comité de empresa. García es especialmente crítico con lo que califica como unas prácticas sindicales "autoritarias" que persiguen crear una "parálisis colectiva" en la plantilla. Este conductor, de baja desde hace seis meses debido a un problema de audición, denuncia la presencia de "un pequeño grupo dirigido desde un sector del comité" que se dedica a "difundir las injurias, descalificaciones, amenazas y coacciones de todo tipo contra cualquiera que disienta o, simplemente, no se pliegue a sus requerimientos".

Estas actitudes, que no duda en calificar de "violentas", persiguen "paralizar la expresión del descontento" y que no haya nadie "que se atreva a dar el primer paso" y manifieste las discrepancias o las posibles alternativas a la huelga que hasta ahora ha planteado el comité de empresa. Él lo ha hecho en varias ocasiones –la última de ellas en una asamblea de Zaragoza en Común con la presencia del propio alcalde Santisteve–, y eso le ha costado duros enfrentamientos con el comité de empresa.

En este ambiente de coacciones que denuncia este trabajador se enmarca la aparición y difusión de carteles en los que se identifica con fotografías a los conductores que no hacen huelga. "Estos individuos son los desgraciados que utiliza la empresa para intentar reventar la huelga (...) Son como todos, seguro que tienen vecinos y amigos a los que habría que abrir los ojos", decía el panfleto. Además, durante el periodo de paros ha habido un conductor que denunció ante la Policía Nacional los insultos y presiones de un compañero por no hacer huelga, lo que supuestamente le provocó un ataque de ansiedad por el que tuvo que ser atendido en un hospital.Por unas elecciones sindicales

Óscar García, perteneciente a un sindicato que no tiene representación en el comité de empresa, considera que el actual conflicto, que se encuentra enquistado, está marcado por "la intransigencia y los intereses del comité y de la gerencia de Auzsa, en el marco de una gestión privada de un servicio público".

Este conductor considera que los actuales representantes de los trabajadores constituyen un comité "ilegítimo", ya que en diciembre tenían que haberse celebrado elecciones sindicales. Sin embargo, en un referéndum con escasa participación se decidió, por la mínima, que la negociación del convenio colectivo la afrontara el actual comité de empresa. García cree que la huelga no tiene un apoyo real de los trabajadores, ya que "solo el 34,99% la plantilla vota afirmativamente la huelga". Incluso, acusa a los sindicatos representativos de "usar a los trabajadores de escudos ante los usuarios".

Además, este empleado dice que la empresa "no tiene ningún interés en solucionar el conflicto", que "solo el Ayuntamiento tiene sensibilidad" para evitar que los problemas se reproduzcan, y considera que "la privatización es clave para entenderlo".