El arzobispo de Zaragoza instaura el diaconado permanente en la archidiócesis

En la actualidad existen 70.000 diáconos permanentes, 400 de ellos en España.

El arzobispo de Zaragoza, Vicente Jiménez, ha decidido instaurar en la archidiócesis el diaconado permanente, una figura común en el inicio de la vida de la iglesia que desapareció en el siglo V y que el concilio Vaticano II reinstauró con su deseo de que la iglesia católica volviera a sus orígenes.


Tras consultar a los consejos presbiteral y de pastoral diocesano, Jiménez publica esta decisión en una carta pastoral titulada "El diaconado permanente: un servicio al pueblo de Dios", ha informado el arzobispado en un comunicado.


La publicación de esta carta pastoral coincide con la fiesta de san Vicente, diácono y mártir de la iglesia de Zaragoza a principios del siglo IV.


Las enseñanzas de los papas Pablo VI y Juan Pablo II, así como el Catecismo de la Iglesia Católica y el Derecho Canónico, ratifican el diaconado permanente como un "grado propio y permanente de la jerarquía".


De acuerdo con el Nuevo Testamento, donde aparece la elección de los siete primeros diáconos, pueden ser diáconos permanentes varones que destacan por su disponibilidad, sus virtudes evangélicas y su madurez humana.


De acuerdo con la normativa de la Conferencia Episcopal Española, la edad mínima para solicitar el diaconado es, para los candidatos célibes, 25 años y, para los candidatos casados (con el consentimiento familiar), 35, según las citadas fuentes.


La edad máxima queda fijada en los 60 y la formación adecuada para recibir la ordenación se organiza a lo largo de cuatro años.

Las funciones que desarrollan los diáconos permanentes se mueven en los ámbitos de la caridad, la liturgia, la palabra y la administración.


En la actualidad existen 70.000 diáconos permanentes, 400 de ellos en España.

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