"Nos dijo que quería jugar a la Xbox con mi hijo, pero lo que hizo fue abusar de él"

El fiscal pide 10 años para un pedófilo por la agresión sexual al hijo de un amigo.

El acusado, durante el juicio celebrado en la Audiencia.
El acusado, durante el juicio celebrado en la Audiencia.
Aránzazu Navarro

Los tocamientos practicados a un sobrino de su novia en 2008 le costaron a José Ignacio F. P. una multa de 2.160 euros y el empleo, ya que trabajaba con menores y decidieron echarlo. Sin embargo, este zaragozano volvió a sentarse ayer en el banquillo de los acusados por los presuntos abusos sexuales infligidos al hijo de unos amigos. Y, en esta ocasión, la pena a la que se enfrenta son diez años de prisión. Porque aunque la Fiscalía pide 8, los padres de la víctima, a los que representa el abogado Mariano Bonías, solicitan dos más.


Los hechos enjuiciados se produjeron el 11 de junio de 2012, cuando el chaval tan solo tenía 9 años. El procesado jugaba al fútbol con el padre del menor y les unía una relación de confianza. Por eso, cuando aquel día José Ignacio F. P. propuso a los padres del niño llevárselo un rato a casa para jugar con la videoconsola, no pusieron grandes problemas. "Nos dijo que quería jugar a la Xbox con mi hijo, pero lo que hizo fue abusar de él", se lamentaba ayer el progenitor. "En ese momento no sabíamos ni que había sido condenado por abusos ni que semanas antes ya había hecho alguna proposición al niño. Nos enteramos a raíz de todo esto –añadía–. En la vida le hubiéramos dejado marcharse con él de haber sabido algo así".


La víctima declaró ayer detrás de un biombo. Y pese a la enorme sensibilidad del presidente del tribunal a la hora de formular las preguntas, los prolongados silencios del chico a la hora de rememorar los pasajes más desagradables resultaron angustiosos. Según el chico, con la excusa de que hacía mucho calor, lo primero que hizo el acusado fue pedirle que se quitara la camiseta y se pusiera cómodo. Pero luego llegaron los tocamientos, los fuertes abrazos y los besos en la boca. "Casi no podía respirar y me eché a llorar", explicó el menor, todavía afectado.


Tres días más tardó el chaval en terminar de contar a sus padres lo sucedido. De hecho, no fue hasta que un médico le preguntó directamente en la consulta cuando este reveló que el ahora procesado le había bajado los pantalones y le había hecho también una felación. Para las psicólogas que le examinaron en el Instituto de Medicina Legal de Aragón (IMLA), esta revelación progresiva de lo acontecido es "completamente normal". La achacan al enorme sentimiento de vergüenza del niño. En cualquier caso, estas insistieron ayer en que el relato de la víctima es "completamente creíble".


En los mismos términos se pronunciaron después los forenses, que recordaron que las únicas lesiones físicas que apreciaron en el menor fueron unos moratones en los omoplatos y en los glúteos. En todo caso, señalaron que la versión del chaval es "compatible" con los presuntos abusos sexuales.


El relato de hechos del acusado fue muy distinto. Es más, este ha negado en todo momento que abusara del hijo de sus amigos. "Cuando estás jugando siempre enredas, pero nunca con maldad", fue lo máximo que reconoció ante los magistrados de la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Zaragoza. De ahí que la defensa insista en su inocencia y proponga su libre absolución. De momento, está libre.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión