El Ayuntamiento ordena la inspección de 1.300 panteones y capillas del cementerio

Las construcciones más antiguas del camposanto de Torrero deberán pasar una revisión por motivos de seguridad.

Algunas construcciones funerarias de Torrero tienen más de cien años.
Algunas construcciones funerarias de Torrero tienen más de cien años.
Guillermo Mestre

El Ayuntamiento ha comenzado una campaña de inspección para revisar el estado en el que se encuentran casi 1.300 panteones, capillas y semicapillas del cementerio de Torrero. El objetivo es detectar aquellas construcciones antiguas que puedan presentar problemas de seguridad o entrañar riesgos para la salud laboral de los trabajadores del camposanto. De momento, el Consistorio ha comenzado con las 103 unidades que requerían una actuación más urgente, 57 de las cuales ya tienen un informe favorable.


Se trata principalmente de edificaciones funerarias de la parte más antigua del cementerio, y que en gran parte son propiedad particular, a diferencia de la mayoría de los nichos de Torrero, que son espacios municipales ‘cedidos’, por los que los particulares pagan una cuota por su mantenimiento. En el primer caso, en cambio, los dueños de las edificaciones también son los encargados de cuidar de su buen estado. Con el paso de los años –y hasta de los siglos–, las condiciones de panteones y capillas se van deteriorando, pudiendo incluso poner en riesgo la seguridad de los familiares que los visitan o de los trabajadores municipales que tienen que entrar en ellos.


Por ello, las 1.300 construcciones funerarias que ha señalado el Ayuntamiento pasarán entre el final de este año y el que viene una inspección técnica, similar a la que tienen que superar las viviendas de la ciudad –aunque, lógicamente, con unos criterios diferentes–. Hay que tener en cuenta que hace 50 o 100 años estas edificaciones no se hacían como ahora, y que no se tenían en cuenta las condiciones de salud de los trabajadores. "Ahora se minoran los pesos que tienen que soportar y se tienen en cuenta los giros que hay que hacer con los ataúdes", ejemplifica José Abadía, vicegerente de Urbanismo.


Además, con el paso de los años las humedades se adueñan de estos espacios y algunas estructuras se deterioran. Abadía apunta que "en ocasiones cuando se abre una capilla se descubre que ha habido un desprendimiento". Como en el caso de las viviendas, los propietarios son los encargados de pagar la inspección, así como las obras que haya que acometer para que la estructura presente unas condiciones aceptables.


Uno de los problemas que se está encontrando el proceso de revisión es la dificultad para encontrar a los descendientes de los titulares de estos espacios. En caso de no haberlos o no encontrarlos, se procederá a la extinción de derechos y clausura de la unidad del enterramiento.

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