Ángeles, pastores y un rey Herodes de carne y hueso

?Cada año más municipios se suman a la moda de los belenes vivientes. Ayer el colegio Salvador Minguijón de Calatayud recreó la ciudad palestina en el barrio de la Puerta de Soria.

Los escolares caracterizados recorrieron ayer las calles del centro de Calatayud.
Los escolares caracterizados recorrieron ayer las calles del centro de Calatayud.
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El fin de semana pasado (y además con un buen fin solidario como la Operación Kilo) le tocó a Utebo. Fama lleva también el de los escolares de Tauste e, incluso, en años anteriores el Ayuntamiento de Zaragoza ha ‘coqueteado’ montando un improvisado y muy humano portal en los bajos del Consistorio.


Los belenes vivientes, aunque solo sea por aquello de disfrazarse de soldado romano, cada vez tienen más tirón en Aragón y uno de los más veteranos –que lleva celebrándose desde 1986– volvió a hacer ayer que el barrio de la Puerta de Soria de Calatayud, uno de los más antiguos de la ciudad, recreara por unas horas los lejanos desiertos de Judea.


La comunidad educativa del colegio bilbilitano Salvador Minguijón volvió a poner en pie un belén viviente con más de 150 personajes y una decena de escenas que se representan a lo largo del barrio. De nuevo, el montaje atrajo a los vecinos que no quisieron perderse esta curiosa manifestación cultural y también captó la atención de los niños que se convirtieron en actores ‘amateur’. Vecinos, padres y profesores son otro pilar fundamental en esta representación, en la que –como dice la directora, Raquel Cihuela– "tiene cabida todo el mundo e, incluso, participan niños de diferentes religiones".


Por sorteo en las semanas anteriores se repartieron los distintos papeles a los que dan vida los alumnos de diferentes edades, desde los niveles de Educación Infantil a Primaria. La Asociación de Padres y Madres se hace cargo de los arreglos y la renovación de la indumentaria, trabaja también en algunos decorados y así mantiene este singular belén, que no ha dejado de celebrarse ni un solo año desde hace 29 ediciones.


"Se mantiene la ilusión del primer día", dice Cihuela, que valora también la tarea de Antonio Andrés, quien contribuye de forma muy importante en la organización desde aquella primera edición germinal.


En noviembre se empiezan a preparar los textos para memorizarlos en los días de diciembre. Con ilusión y algunos nervios, se teatraliza la escena de las lavanderas en el lavadero del barrio, el empadronamiento en la plaza de San Juan el Viejo, y el recorrido de Jesús y María buscando cobijo en distintas posadas, que no son sino varias casas que abren sus propietarios para la representación. También se interpretó la anunciación con los ángeles y pastores, y la visita de los tres Reyes Magos al rey Herodes.


"Estamos muy agradecidos por la participación de todos los vecinos del barrio, porque es realmente donde se hacen la mayor parte de las escenas", comenta la directora del Salvador Minguijón. Sin su aportación no saldría adelante esta cita navideña, en la que muchos que antaño participaron como alumnos disfrutaron ayer viendo a sus hijos. Melchor, Gaspar y Baltasar adoraron al Niño, en una de las escenas más logradas que se desarrolla en una gruta.

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