Losilla proclama su inocencia ante el jurado: "¿Cómo voy a matar a la madre de mis hijos?"

El tribunal popular delibera hoy para decidir si Antonio Losilla mató a su esposa, Pilar Cebrián, y descuartizó y se deshizo de su cuerpo para ocultar el crimen.

Antonio Losilla, durante una de las sesiones del juicio celebrado en la Audiencia Provincial.
Antonio Losilla, durante una de las sesiones del juicio celebrado en la Audiencia Provincial.
Oliver Duch

Antonio Losilla Longares, acusado de matar y descuartizar a su esposa, Pilar Cebrián, aprovechó su derecho a la última palabra para proclamar su inocencia ante el jurado y pedirle a Dios que les "ilumine" en su "reflexión". Con las mismas dotes de histrionismo que exhibió en las cuatro horas largas de interrogatorio la primera sesión del juicio, hace ya ocho días, Losilla no dejó escapar su oportunidad para mostrarse como una víctima e, incluso con la voz entrecortada y aparentemente embargada por la emoción, dirigirse al tribunal para preguntar (con lapsus linguae incluido): "¿Cómo voy a matar a la mujer de mis hijos?".


Los mismos hijos, Antonio y Blanca, que reconocieron ante el tribunal que su padre les manipuló y trató en todo momento de hacerles creer que su madre se había ido voluntariamente de casa con alguno de "sus amantes" y les había abandonado.


A la misma mujer que en su diario dedicaba calificativos humillantes y relataba que, al llegar a casa y cuando sospechaba que había estado con otros hombres, le introducía los dedos en la vagina, ayer le dedicó piropos y alabanzas: "Pilar es una gran mujer y yo jamás haría nada para dañarle".


A lo largo del juicio, Losilla ha hablado de su esposa tanto en presente como en pasado. Ayer volvió a hacerlo y dijo que llevaba 1.330 días "desaparecida" –"y yo 1.123 días en prisión con las condiciones que ustedes se puedan imaginar"– y que la "cuestión" es que él "no sabe" dónde está su cuerpo.


Las acusaciones –tanto la ejercida por el fiscal como por la DGA y por la familia de Pilar Cebrián– mantienen firmemente que Losilla la mató y descuartizó su cuerpo. La razón fue la misma que suele estar detrás de todas las muertes cometidas por violencia machista: que ella se quería separar y él no iba a permitirlo. "El acusado quiso cometer el crimen perfecto. Matar a Pilar, deshacerse de su cuerpo, borrar su memoria, inculpar de su muerte a Juan Luis, su rival de toda la vida y de quien tenía unos celos obsesivos, y con él en la cárcel y ella muerta, poder disfrutar libremente de su patrimonio. Y le salió mal", resumió la letrada Laura Vela que, junto a Soraya Laborda, ejerce la acusación particular en nombre del hijo varón de la víctima y el único tío carnal que tenía Pilar.


La abogada insistió en que el procesado se quiso reír de la Policía y la Justicia. Tras matarla, puso en marcha el "acoso" y "derribo" de la imagen de Pilar. "Llamó a los contactos de su teléfono no por mostrar un interés por ella, sino para preguntarles si se habían acostado con ella", expuso.Un plan "preconcebido"

En la misma línea, el fiscal destacó el "plan preconcebido" que tenía el acusado para acabar con la vida de su mujer y su "esfuerzo" posterior por crearse una coartada. Recordó que, tras matarla en su casa de Ricla el 2 de abril de 2012, se desplazó hasta su vivienda de Zaragoza –en la que estaba su hijo– y dejó una bolsa con efectos de Pilar, simulando que se iba a ir de viaje con amigas, cosa que no había hecho nunca. Después, que compró poliuretano y un desatascador para eliminar las sangre de los desagües y limpió a fondo el garaje (cuando era una tarea que siempre hacía su hijo). No obstante, la Policía encontró dos minúsculas gotas de sangre de Pilar en la mesa donde supuestamente la descuartizó y también en un desagüe.


Por su parte, el abogado de la DGA, José Luis Gay, incidió en que con Losilla no se produjo "indefensión alguna" y que su confesión es perfectamente válida.


Su abogado defensor, Javier Notivoli, trató de desmontar esta "mal llamada" confesión y dijo que esta en sí misma no es ninguna prueba ni es suficiente para condenarlo. Puso en cuestión lo que, en su opinión, son contradicciones de los investigadores, como que inspeccionaron los vertederos en busca de "paquetes" y en el juicio aseguraron que lo más probable es que los ocultara todos juntos, por el riesgo de ir "repartiéndolos" por toda Zaragoza. Resaltó que de los pinchazos telefónicos "no sacaron nada", expuso que el informe pericial de las antenas es erróneo y reiteró que su cliente trató de denunciar la desaparición de su mujer desde el principio.

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