Un retablo supuestamente aragonés será protagonista de una exposición en EE.UU.

La experta en gótico aragonés María del Carmen Lacarra rechaza que la obra pertenezca a Lorenzo Zaragoza.

El retablo atribuido a Lorenzo Zaragoza, en una fotografía facilitada por el Museo de Arte de Cincinnati
El retablo atribuido a Lorenzo Zaragoza, en una fotografía facilitada por el Museo de Arte de Cincinnati


Un retablo atribuido al pintor Lorenzo Zaragoza (Cariñena, 1363-1406) será la pieza protagonista de una exposición en el Museo de Arte de Cincinnati -el principal espacio cultural de la ciudad estadounidense- en 2016. El centro adquirió la obra y su equipo de restauración ha trabajado en ella para recuperar su aspecto original y darle visibilidad en la muestra 'Conservación a la vista: el retablo de San Pedro de Lorenzo Zaragoza', que se prolongará desde el 26 de enero hasta el 24 de abril.


La exposición se presenta como uno de los platos fuertes del circuito cultural de la ciudad, de casi 300.000 habitantes, para el próximo curso. El director del centro, Cameron Kitchin, la destaca en su web como su predilecta en la programación y se muestra "especialmente emocionado" por "poder mostrar el trabajo del departamento de conservación del museo, algo que fascina al público y le muestra cómo se consigue que una obra de arte permanezca en buen estado para la posteridad".


Pero frente a la emoción del responsable del centro surge una marcada desconfianza sobre la autoría real de una obra sin catalogar y desconocida en territorio aragonés. Al ser preguntada por la pieza y tras estudiar una fotografía de gran resolución de la misma, la catedrática de Historia del Arte de la Universidad de Zaragoza y referencia en el gótico aragonés María del Carmen Lacarra rechaza de plano que corresponda a Lorenzo Zaragoza: "El pintor falleció en 1406 y la obra, de estilo gótico internacional, se podría ubicar entre 1415 y 1425".


El retablo representa ocho escenas de la leyenda de San Pedro, dos cuadrantes de formato reducido de la vida de Cristo y siete pequeños retratos de diferentes santos y de la Virgen. A la pieza se le añadió con posterioridad una talla de San Pedro. "No sabemos si había más piezas originalmente", apunta la conservadora jefe de la galería, Serena Urry, quien prefiere no desvelar el precio que se pagó en su día por el retablo ni su valor actual en el mercado.


Cualesquiera que sean el origen y el autor de la obra de arte, los especialistas han tenido que emplearse a fondo para ponerla a punto. "Se ha limpiado la suciedad acumulada, se han eliminado el barniz decolorado y viejos retoques, así como otros materiales que se han pegado a la superficie durante siglos. También hemos descubierto la pintura original que ha sido oscurecida a lo largo de sucesivas restauraciones", señala Urry.


Pero para Lacarra existen "evidencias incontestables" de que la creación corresponde a otro autor. "Es del estilo de Lluís Borrassà o de algún otro posterior", pero "en ningún caso es aragonesa y menos de la época de Lorenzo Zaragoza". "Sólo hay que fijarse en detalles como los muebles, los suelos, la ropa y los sombreros, las armaduras de los militares, cuyo estilo corresponde aun momento más avanzado del XV, o ciertos toques dorados de la pintura".


La conservadora americana que ha liderado el proyecto de restauración de la obra, en teoría, a caballo entre el XIV y el XV, no se mueve de la tesis de la pinacoteca: "El retablo está datado hacia 1.400, según nuestras investigaciones. Creemos que la escultura (talla) que lo acompaña se terminó un siglo después. Lamentablemente, no conocemos dónde fue pintado ni para qué iglesia se hizo o quién lo encargó".


El recorrido de la obra durante los últimos siglos también es una incógnita. El museo sólo sabe de su historia desde su adquisición, en 1960, a "un coleccionista que tenía oficinas en Barcelona y Zurich". "En este momento -abunda Serena Urry- poco más se sabe acerca de la procedencia de la obra. Se espera que la restauración continúe y tenemos pensado seguir con la investigación".


"No hay pintura catalogada" del autor


El cariñenense Lorenzo Zaragoza fue un trecentista que puso sus pinceles al servicio de Pedro el Ceremonioso. Residió la mayoría de su vida en Barcelona y Valencia, aunque también dejó parte de su trabajo en localidades de Zaragoza y Teruel y en Cerdeña. Sobre su legado hay más referencias académicas procedentes de la Comunidad Valenciana que de Aragón y sobre él flota una nebulosa que dificulta una correcta compilación.


La catedrática María del Carmen Lacarra, haciendo referencia a textos de otros colegas, ahonda en la figura del autor, del que "se tienen datos históricos, pero no hay pintura catalogada. Es una auténtica incógnita, un enigma". La experta aragonesa asegura que "ocurre con mucha frecuencia que, en la compra de obras desde Estados Unidos, se pretende certificar obras de cuarta fila como de primera categoría".

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