Cinco barrios al rescate de sus comerciantes

La crisis y las grandes superficies han puesto en peligro muchos
pequeños negocios. Pero los vecinos saben que dan vida a su entornos y acuden en su ayuda.

Aurora Sáchez, en su local de Las Fuentes, con Antonio Garrido.
Aurora Sáchez, en su local de Las Fuentes, con Antonio Garrido.
g. mestre

La Federación de Barrios de Zaragoza prepara una propuesta conjunta con medidas para ayudar a una especie en peligro de extinción: el comerciante de proximidad. Pero ya había barrios con experiencia en la materia, con iniciativas que están teniendo éxito y aumentando la relación entre los propietarios de los negocios y los vecinos, que los apoyan desde sus asociaciones.


Porque, como dice Juan Carlos Crespo, de la de San José, "es un error pensar que solo están para vender; cuando un comercio se cierra, el barrio no solo pierde una tienda, sino también iluminación, limpieza, seguridad..." E incluso un apoyo social: "A veces un tendero, si un vecino en un apuro no llega a fin de mes, permite que le deje a deber la compra, cosa que no se puede esperar de una gran superficie", explica Crespo.

Picarral: fruta al cole y una app

Javier Artal, de la asociación de vecinos del Picarral, cuenta que ya con la llegada de Sepu o El Corte Inglés, hace años, el pequeño comercio empezó a sufrir una situación que revive agravada por la crisis. Pero los tiempos cambian. La asociación está apoyando iniciativas novedosas, como la del frutero Luis Alberto Lacruz, que da ‘clases’ en el colegio Lucien Briet.


Habla de los vegetales a niños de 3 a 6 años, con juegos, enseñando cómo se cultiva y en qué estación se consume cada cosa, y lleva fruta que los pequeños se comen o se llevan a casa (colaboran Zespri, Mercacorreas, Fruterías Frescas y Hermanos Álvarez Oros SL). "Hacemos juegos de estimulación a través de los sentidos", comenta Lacruz, que considera esta formación una inversión de futuro en los consumidores. Luego, los niños van a la tienda con sus familiares y "saludan, te dan un abrazo... es una pasada", dice.


Por otro lado, en el barrio trabajan en un blog para hacer pedidos a las tiendas y, con la Fundación San Valero, en "una app para localizar dónde hay un comercio del tipo que busques", adelanta Artal. Además, la asociación hace "alfabetización digital" para acercar la tecnología a los mayores. ­

Las Fuentes: tarjeta de cliente

En Las Fuentes, hace un par de años, la asociación de vecinos empezó a preocuparse por el cierre de comercios. "No podíamos evitarlo, pero sí intentar que los que quedaban no llegasen a eso", recuerda Antonio Garrido, que calcula que en este barrio de 42.800 habitantes habrá más de 1.500 pequeños establecimientos. Empezaron a prestarles "apoyo administrativo, a buscarles ayudas o subvenciones... porque ellos viven del comercio y muchas veces no pueden irse a hacer gestiones".


Luego llegaron una imagen común (con bolsas y el eslogan "Yo compro en Las Fuentes, ¿y tú?"), una muestra solidaria de tapas, un desfile... pero el mayor éxito ha sido la tarjeta de fidelización, de la que han repartido unas 20.000. Aurora Sáchez, que tiene una tienda de moda, asegura que "se ha notado" en las ventas. "Al presentarla, se hacen descuentos y promociones. Y la damos a todo el que entra, sea del barrio o no", explica. Dice que hay negocios que lo están "pasando muy mal", pero "en lugar de lamentarnos, estamos buscando soluciones". Entre ellas, un sorteo de Navidad con 1.000 euros para gastar entre los comercios adheridos.

Arrabal: tapas y mercadillos

Los comercios del Arrabal, apunta Rafael Tejedor, de la asociación de vecinos, tienen un problema particular: "Estamos muy cerca del centro, la gente del barrio cruza el puente de paseo y se va". El desafío es no solo retener el consumo en el barrio, sino incluso hacer que personas de otras zonas acudan a él.


Una de las cosas que mejor han funcionado es la muestra de tapas y cazuelitas, que este año ha llegado a su séptima edición y que tiene además fines solidarios. Ignacio Galiay, propietario del bar Antiguo La Jota, recuerda que este año se han servido "casi 6.000 tapas" en total y se recaudaron 4.000 euros para alimentación infantil a través de Cáritas en las parroquias del barrio.


"La base de la muestra es el mensaje de que en el Arrabal también sabemos hacer las cosas bien. Pedimos a los participantes calidad en el producto, porque no se trata de recaudar dinero para pagarnos los gastos, sino de darnos a conocer y que más gente se acerque", aclara Galiay. En ella también colaboran el Ayuntamiento de Zaragoza y Zaragoza Turismo.


Por otra parte, la asociación vecinal apuesta por los mercadillos –la feria del stock en el centro Estación del Norte, con 12 puestos, ha celebrado este año su segunda edición– y estudian convertir el Arrabal en "el barrio de los artesanos", con puestos donde se pueda comprar y ver cómo trabajan.

San José: una nueva asociación

Entre las iniciativas de apoyo al pequeño comercio de la asociación de vecinos de San José figuran varios concursos (de fotografía, de escaparates) y un sorteo (para quienes rellenen un pasaporte con compras en ocho tiendas del barrio), con premios entre 100 y 500 euros a gastar en los comercios adheridos. También está a punto de empezar una campaña con publicidad en los autobuses urbanos, con el eslogan "Mueve tu barrio, compra en San José".


Pero "lo más importante", subraya Juan Carlos Crespo, de la asociación vecinal, es haber impulsado la creación de una asociación de comerciantes. "Llevábamos dos años reuniéndolos y hace una semana se ha constituido", dice Crespo, que indica que –aparte de facilitar decisiones en común– esa unión les permitirá acceder a ayudas europeas.


Ramón Alcaine, que regenta en el barrio un negocio de papelería con 68 años de tradición familiar, también ve clave "unir a los comerciantes" porque "cuantos más seamos, más fuerza tendremos". "El comercio es barrio, y hay calles que se han ido quedando vacías de tiendas. Hay que fidelizar a la gente para que se quede a comprar aquí y no se vaya a las grandes superficies", añade.

Casetas: cliente VIP por un día

La asociación de vecinos de Casetas acaba de estrenar campaña con subvención municipal. Se llama "Casetero VIP por un día" y consiste en un sorteo entre quienes rellenen un pasaporte con compras en cuatro tiendas del barrio. "Al principio hicimos 1.000 pasaportes, pero hemos acabado repartiendo 4.000", cuenta Isabel Vaquero (un éxito, habiendo 7.000 habitantes). El ganador recibirá el 28 de noviembre 1.000 euros para gastar en los comercios adheridos y un tratamiento VIP: "Iremos a recogerlo a su casa, le pondremos una banda y lo acompañaremos de compras, para acabar tomando un vermut", detalla Vaquero.


La iniciativa incluye bolsas de compra que rezan "Yo compro en Casetas". Muchas tiendas las lucen en el escaparate, como la zapatería de Rosa Mª Guallar, que cree que la campaña "ha movido el comercio en noviembre, un mes muy parado". Agrega que "todos los apoyos son buenos, porque está siendo difícil salir de la crisis". Señala que el pequeño comercio "destaca por el trato" al cliente, que es un vecino. "Yo no vendo zapatos, vendo confianza", dice.


Ahora Casetas tiene un concurso de fotos navideñas en Facebook con 200 euros de premio para gastar en comercios de alimentación.

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