​Losilla niega haber matado a su mujer y dice que fue coaccionado para confesar

Dice que no mató, ni descuartizó posteriormente en abril de 2012 a su mujer, Pilar Cebrián.

Antonio Losilla, en el juicio
Antonio Losilla, en el juicio
Oliver Duch

El acusado Antonio Losilla ha declarado este lunes, en el juicio con jurado que se celebra en Zaragoza, que no mató, ni descuartizó posteriormente en abril de 2012 a su mujer, Pilar Cebrián, cuyo cadáver no se ha encontrado aún, y que si confesó el crimen fue bajo la coacción de los policías.


Losilla fue sometido hace un año a la prueba clínica P-300, más conocida como 'test de la verdad', para averiguar donde escondió el cadáver y que, posteriormente, fue declarada nula para el juicio, que se celebra desde este lunes en la Audiencia Provincial de Zaragoza.


A Losilla, se le acusa de golpear en su domicilio de Ricla (Zaragoza) a su mujer hasta quitarle la vida tras una discusión por unas joyas y, días después, de adquirir material para descuartizarla, limpiar pruebas y, en diversas bolsas de plástico, depositar los restos en varios contenedores de la vecina localidad de La Almunia de Doña Godina y Zaragoza.


Anteriormente, el marido había descubierto que Cebrián tenía abierto un perfil en una red social de contactos y que le había sido infiel, según consta en el escrito de la Fiscalía.


El ministerio público le acusa de un delito de homicidio, con el agravante de parentesco, y otro de falsedad en documento mercantil, por los que pide un total de 17 años de prisión, así como una indemnización de 50.000 euros para cada uno de sus dos hijos, y otros 30.000 para el tío de la víctima.


El fiscal le ha recriminado que tras la discusión con su mujer comenzara a "elucubrar" historias para explicar su desaparición, como unas vacaciones con sus amigas o una fuga con un amante para abortar de un supuesto embarazo, además de que no denunciara hasta el 25 de abril, dos días después de que lo hiciera un primo de la víctima en Barcelona, a lo que Losilla ha asegurado que lo había intentado antes en varias ocasiones pero no le fue permitido.


Ha alegado también que durante el registro a esta vivienda de Ricla se encontró sangre de Cebrián en la mesa donde presuntamente colocó el cadáver y en la ducha, los rasgos de personalidad "narcisista, obsesiva y depresiva" de Losilla que constataron los psicólogos forense y que, poco después de la desaparición de su mujer, vendiera el vehículo que supuestamente usó para deshacerse del cadáver a un comprador de Libia, por lo que no ha podido ser recuperado.


Ante ello, Losilla ha explicado que su mujer "sangraba mucho por la nariz" y habría sido "imposible" cometer ese crimen en su casa de Ricla, pues se encuentra en una zona muy transitada en la que siempre hay gran cantidad de niños jugando.


Por su parte, el presunto asesino de Pilar Cebrián se ha defendido diciendo que "jamás" ha tocado "el pelo" a ninguna mujer y que si lo ha hecho ha sido "en plan cariñoso".


Sobre la infidelidad de su mujer, ha explicado que le fue confesada el 3 de marzo de 2012 y que ambos llegaron al pacto de que Cebrián eliminara sus perfiles de redes sociales y que le contara la historia a sus hijos, cosa que no cumplió, según Losilla.


Losilla se ha defendido de las tesis de la Fiscalía y de las acusaciones de que la discusión que desencadenó la muerte y desaparición de Cebrián ocurrió el 2 de abril cuando esta quiso llevarse sus joyas al domicilio de Zaragoza, al asegurar que la convenció "con argumentos" para que no lo hiciera debido a la falta de seguridad de la vivienda, de donde ya les habían desaparecido varios miles de euros anteriormente.


Al día siguiente, ha testificado que la llevó a primera hora de la mañana a Zaragoza, al piso que tenía la pareja en el barrio de las Delicias, y en el que dejó su bolsa.


Del mismo modo, ha informado de que la única contraseña que conocía era la del correo electrónico de Pilar, porque se lo creo él mismo, y que no optó por recuperar las claves de las cuentas en redes sociales de su esposa hasta su desaparición.


Por otro lado, ha manifestado que en el registro que desencadenó su confesión de culpabilidad lo coaccionaron y chantajearon con involucrar a sus hermanos en el crimen y causarle problemas con la justicia a sus hijos.


"Que dejaran tranquila a mi familia. Que me metieran a mí donde me tenían que meter, pero a mi familia que no me la toquen", ha exclamado para justificar su autoinculpación.


En cuanto a la cortadora y la picadora de carne que cogió de la vivienda que tenían alquilada a una familia de nacionalidad rumana, en la que Pilar Cebrián había regentado una carnicería, ha afirmado que sucedió el 30 de abril y que lo hizo por temor a que el niño que vivía allí se hiciera daño, además de la imposibilidad de utilizar dichas máquinas en su domicilio, pues requieren de conexión trifásica, de la que carece.


El abogado de Losilla, Javier Notivoli, ha aseverado que la víctima, de la que ha recordado que no hay cuerpo, había decidido dedicarse "a la dolce vita" y ha reiterado que su defendido hizo "todo lo humanamente posible" para encontrar a su mujer, hasta su detención.


Ha restado legitimidad a la confesión, a la que ha calificado de "manifestación espontánea sin abogado, ni juez, ni declaración de derechos" y ha recordado que los restos de sangre hallados en la mesa eran "minúsculos" y que los restos químicos de la ducha, según el informe químico, podrían formar parte de cualquier desatascador químico.

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