Próximo solar en el corazón de la ciudad

El inmueble situado en el Coso 9, que se levantó a finales del siglo XVIII y cuenta con protección de interés ambiental, será derribado en las próximas semanas.

Elementos singulares, protegidos y perdidos.
Elementos singulares, protegidos y perdidos.
Oliver Duch/Ayto Zaragoza

Un nuevo solar amenaza con vaciar aún más el corazón de la ciudad. El inmueble situado en el número 9 del Coso zaragozano, que tiene un grado de protección de interés ambiental, será demolido en las próximas semanas, según se ha comunicado a los vecinos del entorno. Se trata del edificio más antiguo de la manzana (se puso en pie a finales del XVIII) y ofrece "una interesante muestra de la arquitectura academicista de la ciudad". Hace tiempo que el inmueble está desocupado y amenazando ruina. De hecho, en marzo de 2012 se derrumbó parte de su cubierta, afortunadamente sin consecuencias porque los cascotes cayeron en el interior del bloque. Tras aquel desplome de doce metros cuadrados de techumbre y forjado, el Ayuntamiento instó a los propietarios a que restauraran la fachada, pero el interior del edificio ha acentuado su deterioro y, de hecho, muchas de sus plantas ya están prácticamente hundidas. La fachada –elemento protegido– se sostiene mediante un inmenso andamiaje, que se ampliará en los próximos días para ir sujetando las terrazas.


Apuntan los vecinos el efecto de las palomas que se colaban por la galería superior ha podido acelerar la ruina y lamentan que se vaya a crear un nuevo solar en el Coso, a pocos metros de distancia de otro –el de la churrería de Galoponte– que lleva años acumulando planes y proyectos que nunca salen adelante.


En el inmueble del Coso 9, según la nota de protección del servicio de Patrimonio, está permitida la demolición parcial de su interior siempre y cuando se conserven dos elementos: la fachada ahora apuntalada y la caja de la escalera, en la que destaca una barandilla antigua de cerrajería y los pilares de madera. No obstante, la parte más singular del edificio ya ha desaparecido y no era otra sino una galería diáfana que, a modo de los solanares antiguos y con cerramiento de madera, coronaba el bloque. Cuentan que este añadido fue proyectado por Félix Navarro en 1906. El inmueble completó así su fisonomía al elevarse gracias a una planta diáfana en la que situó durante años su estudio el fotógrafo Constantino Gracia.


Otra curiosidad del edificio es que además de tener acceso por el Coso también posee otra puerta –a través de un estrecho patio corredor– que da al callejón de Torresecas,que hoy no tiene salida.


Se sabe que la planta baja de la casa, destinada a usos comerciales, fue reformada según proyecto del arquitecto Antonio Miranda en 1884, "siguiendo la estética de la calle Alfonso". De hecho, esta construcción tradicional (de muros de carga, pilares macizos y fábrica de ladrillo) sobresalía al situarse en contexto junto a edificios neoclásicos y otros de inspiración modernista.

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