Bizi pierde 5.000 abonados tras un año de cambios mientras el debate sigue en la calle

El debate sobre la movilidad en bicicleta sigue coleando un año después de que se prohibiera circular por las aceras a los ciclistas.

Calor, Altas temperaturas, Ola de calor, Bici, Gran Vía, Carril bici
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Laura Uranga

El que fuera uno de los servicios públicos más demandados por los zaragozanos, el sistema de bicicletas Bizi, ha perdido más de 5.000 usuarios en poco más de un año. El cambio regulatorio que obligó a los ciclistas a dejar de circular por las aceras y todas las adaptaciones consiguientes a las nuevas normas parecen haber lastrado gravemente la afinidad de los vecinos con las habituales bicis rojas, que tras estrenarse en la ciudad en 2008 llegaron a tener más de 39.000 abonados y una extensa lista de espera.


Este descenso es quizá el mayor reflejo -al menos el que se presta de mejor forma a ser medido- sobre cómo ha afectado al tráfico ciclista de Zaragoza la aplicación de la sentencia del TSJA por la cual se obligó al Ayuntamiento a eliminar varios artículos de la Ordenanza municipal de circulación de Peatones y Ciclistas, obligando principalmente a las bicicletas a circular por la calzada junto al resto del tráfico rodado.


La pérdida de abonados ha sido de hecho gradual desde el momento de la entrada en vigor de las nuevas normas, de las que este miércoles se cumple un año. Mientras que a finales de 2013 el servicio seguía manteniendo su pujanza con casi 38.000 abonados, en noviembre del año pasado, apenas dos meses después de aterrizar los nuevos cambios, la cifra ya se había rebajado hasta 35.500.


Desde el Ayuntamiento de Zaragoza se explica que según se deduce de las encuestas realizadas a los usuarios que se dan de baja, el motivo principal radica en las dificultades que impone la normativa actual vigente, que "limita bastante la movilidad por algunos lugares". De hecho, la interpretación de la sentencia trajo al principio un gran número de dudas, a las que el área de movilidad del Ayuntamiento -con uno y otro gobierno- se ha ido poco a poco adaptando, permitiendo en primer lugar el paso por algunos de los bulevares principales de la ciudad, como Sagasta y Constitución, revisando las multas a aplicar y, de forma más reciente, abriendo a la circulación ciclista más de 200 calles de tráfico restringido, especialmente focalizadas en el centro histórico y que atañen a espacios tan transitados como la Plaza del Pilar. Este mismo martes, y en la línea de seguir con esa adaptación, una nueva reunión del Observatorio de la Bicicleta definió la señalización de estas calles de forma más visible y fijó los carriles bici a desarrollar en este 2015.El debate entre peatones, ciclistas y conductores sigue en la calle


A pesar de todo esto, el sistema público de alquiler de bicicletas zaragozano sigue siendo uno de los más populares si se compara con sus homólogos de otras ciudades, tal y como evaluó en su último informe el Observatorio de la Bicicleta Pública de España, que colocaba al sistema de la capital aragonesa como uno de los más usados solo por detrás de Valencia y Barcelona, con seis usos diarios por bicicleta.


Que Zaragoza se mantenga en los primeros puestos de este particular ranking -a pesar de perder usuarios- cuenta además con especial relevancia si, como afirma el Observatorio nacional, se tiene en cuenta que más de 50 sistemas similares de otras ciudades españolas han pasado a mejor vida desde hace algo menos de diez años.


Con todo, los cambios regulatorios y la obligación de circular por la calzada en muchos casos ha elevado el ya de por sí encendido debate en torno a la movilidad ciclista. No en vano, se esperaba que toda la normativa la pusiera en negro sobre blanco el desarrollo del reglamento de circulación de la DGT, documento que se esperaba como próximo, pero que ahora a todas luces parece que no verá la luz ya hasta la próxima legislatura.


“Partiendo de la base de que el espacio del ciclista es la calzada, tenemos que intentar focalizar los esfuerzos en hacerle sentir seguro, y concienciarnos también los ciclistas de que debemos circular por el centro de nuestro carril, ocupando nuestro espacio”, explica Arturo Sancho, miembro del Colectivo Pedalea, plataforma recientemente elegida Hijo Predilecto de la ciudad.


Sancho plantea que para conseguir esta seguridad en la calzada la apuesta debe pasar por la creación de vías ciclistas diferenciadas -carriles específicos, con preferencia, o carriles bici anexos a la calzada, pero no en la acera- , así como explorar otras soluciones que permitan una convivencia pacífica entre el peatón y el ciclista, como habilitar en algunas calles el tráfico ciclista en horarios en los que no hay actividad comercial. Una opción, esta última, que también valorará explorar el Ayuntamiento de aquí en adelante en calles como la de Alfonso I según las conclusiones de la última reunión del Observatorio.


Por su parte, desde Acera Peatonal, se coincide en que la concienciación y cumplir las normas es el aspecto fundamental para establecer una buena convivencia entre unos medios y otros. “Los coches deben concienciarse de que tienen que compartir la calzada con las bicis y respetarlas. Los ciclistas que en la acera, ante la ausencia de carriles bici, deben andar con la bicicleta del ramal. Y los peatones respetar también los semáforos y otras restricciones”, valora su portavoz, Fernando Navarro, que no obstante advierte de que en esta terna de espacios “el que está saliendo más perjudicado” es el peatón, y en especial los discapacitados y los transeúntes de mayor edad cuando los ciclistas no cumplen las normas.

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