"Solo pude pensar en despertar a mi mujer y salir corriendo"

Este trabajador estaba presente en el momento de la explosión y llevó a su esposa en coche al hospital sin esperar a las asistencias.

Los supervivientes relatan la cantidad de cascotes y piedras que volaron en la zona tras la explosión.
Los supervivientes relatan la cantidad de cascotes y piedras que volaron en la zona tras la explosión.
Guardia Civil

Ángel Forcada Santander trabajaba el lunes, como a diario, en una de las casetas de las que salen los fuegos artificiales de Pirotecnia Zaragozana. Su mujer, Ana Isabel Leciñena Cosculluela, también se encontraba en las instalaciones, a solo unos metros del puesto que él ocupaba. Este martesrecordaba que, de pronto, oyó "un estruendo exagerado". Instintivamente, salió y echó a correr en busca de su mujer. "Caían cascotes y de todo por encima", recuerda. Su recuerdo de aquellos momentos se ven salpicados por las continuas explosiones que precedían de las casetas cercanas: "Volaba un garito detrás de otro. Saltaba uno, otro, otro, otro... Aquello era igual que un campo de minas".


Cuando por fin cesaron las explosiones, pudo seguir y encontrar a su mujer: "Estaba boca arriba, la meneé un poco, se despertó y vinieron a ayudarme a sacarla. La metimos en un coche lo antes posible y nos fuimos para el Clínico". Así, Ángel Forcada no esperó a que llegaran las ambulancias. Tomó la iniciativa y se llevó a su mujer, que en apariencia sufría "una fractura en la cabeza", además de varios rasguños. Sin embargo, los daños principales no estaban a la vista. "Luego vimos que lo que llevaba era interno. Le han quitado el bazo porque lo llevaba reventado y tiene unas costillas rotas". Esa decisión de llevarla al hospital por sus propios medios pudo salvarle la vida: "Solo podía pensar en despertarla, porque estaba medio dormida, y salir de allí corriendo".


Afortunadamente, Isabel Leciñena ha evolucionado bien y este mismo miércoles podría salir de la UCI y pasar a planta. "Se nos ha aparecido la Virgen", decía este martes su marido, emocionado. Lamentablemente, otros compañeros, algunos también familiares suyos, no han corrido la misma suerte. "Son momentos durísimos", admitía.

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