La empresa fue adquirida por el grupo francés Etienne Lacroix a principios de este año

La entrada de la compañía gala le había permitido ganar presencia en los mercados internacionales.

Pirotecnia Zaragozana, creada en 1860, ha ganado proyección internacional desde que a primeros de año fuera adquirida por el grupo francés Etiene Lacroix, que tiene su sede central en Muret (en el sur de Francia), emplea a 600 personas y factura unos 100 millones de euros.


La adquisición de la empresa por parte de Etienne Lacroix fue valorada positivamente por la familia fundadora, según declaraban a este diario en julio pasado, porque permitía dar más proyección internacional al tiempo que se mantenía la producción en Zaragoza y también los puestos de trabajo. La empresa aragonesa, de hecho, exporta ya el 55% de su producción.


Muy premiada a lo largo de su historia, más recientemente en un festival en Montreal y en un concurso internacional de fuegos artificiales en Mónaco, Pirotecnia Zaragozana no ha dejado de innovar de manera permanente, lo que le convirtió en referente de las empresas del sector en España, con encargos cada vez más numerosos del exterior. La entrada en el capital del grupo Etiene Lacroix fue valorada en su día como una pieza básica en este empeño. De hecho, en la firma francesa están desarrollando una nueva gama de productos que la compañía aragonesa sería encargada de fabricar de modo industrial.


En julio se habló de una inversión de 150.000 euros para mejorar y adaptar las instalaciones, pero se destacó que se trataba de una pequeña parte del montante previsto. Está por ver de qué manera los planes se verán afectados tras el accidente de ayer, pero la intención de la compañía para los próximos tiempos era tener dos líneas de producto en el mercado, la tradicional y otra nueva, que estaría en fase de desarrollo.

La historia


Pirotecnia Zaragozana nació en 1860 en un pequeño taller que realizaba esta actividad más como afición que como negocio. En 1924, Ángel Sanz amplió las instalaciones con la compra de una finca en Miralbueno por 5.000 de las antiguas pesetas, según cuenta la historia de la compañía, reconocida hace unos años por su trayectoria como empresa centenaria aragonesa por la Cámara de Comercio de Zaragoza. A partir de entonces fue creciendo la actividad empresarial. La fábrica en Utebo llegó a tener más de un centenar de trabajadores. De allí se trasladaron en 1990 a Garrapinillos, su actual emplazamiento.


Sus fuegos artificiales han podido verse siempre en las fiestas del Pilar, si bien son de sobra conocidos en otros puntos de España y ya en muchos países del mundo. En Europa está su principal mercado exterior, pero la empresa se ha hecho notar en sitios como Dubái, donde protagonizó un gran espectáculo de fuegos artificiales el 31 de diciembre de 2014, organizado junto a Ruggieri, una de las empresas del grupo. Etienne Lacroix tiene como principal nexo en común con la empresa fundadora su antigüedad, ya que nació en el año 1848 en Toulouse y sigue en manos de sus promotores. El trágico accidente de este lunes es una dura prueba en su nueva andadura.

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