Los usuarios de sillas de ruedas encuentran en distintos puntos de las instalaciones de los hospitales Clínico, Miguel Servet o Royo Villanova, una extensa lista de barreras arquitectónicas.

Un ejemplo de ello es el edificio de Traumatología del Miguel Servet, donde además se encuentra la unidad de lesionados medulares, presenta una rampa del 40% de pendiente y resulta infranqueable para las sillas de ruedas que optan por entrar por urgencias, según manifiesta la Fundación de Disminuidos Físicos de Aragón (DFA).

Sobre este asunto, la DGA asegura no tener constancia de ninguna queja. La institución ve con buenos ojos el uso del acceso de urgencias para aquellas personas que no puedan entrar por traumatología.

Cambiando de hospital, en las habitaciones del Clínico, el principal obstáculo son las dimensiones de la propia estancia, debido a que resulta prácticamente imposible moverse con una silla de ruedas. Además, la gran mayoría de los aseos no están adaptados, y los de familiares que sí lo están no permiten la transferencia lateral.

Marta Valencia, secretaria técnica de la fundación DFA, narra la experiencia de un usuario de silla de ruedas que se encontraba en el Clínico para que su esposa diera a luz y se vio obligado a pedir el traslado al Miguel Servet por problemas de espacio.

El problema en los aseos se repite en el Hospital Royo Villanova, Valencia cuenta su vivencia personal al ser operada de vesícula y no poder utilizar el servicio de la habitación: “Te arreglas como puedes”, recuerda.

Desde la Fundación apuntan que aproximadamente el 9% de los aragoneses presenta alguna discapacidad. Aún así, aseguran que este colectivo no es el único afectado por las barreras arquitectónicas y las deficiencias en la accesibilidad.