Una empresa de Zaragoza hace la primera crítica de cine 100% emocional

'Inside Out', la disertación sobre las emociones de Disney-Pixar, triunfa en las salas de cine de todo el mundo desde el viernes pasado. Los críticos de cine han dedicado la semana a alabar cada fotograma de una cinta que corrobora la capacidad del binomio de oro de enganchar a niños y mayores a cualquier historia. Pero para Disney, esta vez, los expertos en cine no tenían la última palabra.

El gigante de la animación ha querido llevar hasta su última consecuencia la trama de la película y ha hecho que las emociones fuesen las auténticas críticas de 'Inside Out' (Del revés). Para ello, ha contado con la ayuda de BitBrain Technologies, una empresa zaragozana dedicada al estudio del cerebro humano y a las aplicaciones prácticas de la neurociencia.

Disney le encomendó a BitBrain una compleja tarea. Quería saber qué emociones concretas experimentaban las personas en cada secuencia de 'Inside Out' y cómo evolucionaban éstas a lo largo de la cinta. Para ello seleccionó a tres personas influyentes en el ámbito de las relaciones entre padres e hijos: el psicólogo y divulgador Luis Muiño, la mamá-bloguera Susana García y el youtuber que alcanzó la fama grabando vídeos para su madre Rush Smith.

Emociones Disney

Según cuenta María López, cofundadora de BitBrain, la primera dificultad con la que se encontraron fue que sus aparatos estaban preparados para medir 'emociones continuas' (porcentajes de emociones positivas frente a negativas) mientras que la película de Disney requería medir cinco emociones concretas: alegría, tristeza, ira, asco y miedo, sentimientos que en 'Inside Out' cobran forma y se convierten en los personajes protagonistas. "Tuvimos que calibrar los aparatos a las 'emociones Disney'. Considerar asco lo que una persona siente cuando ve a Timón y Pumba comiendo bichos en el Rey León, aunque ese no sea el asco real", explica María López.

Tras calibrar los aparatos a las reacciones habituales de Luis, Susana y Rush; los tres seleccionados asistieron al preestreno y vieron la película de Pixar mientras una diadema medía sus ondas cerebrales y un anillo registraba la sudoración de su piel y los latidos de su corazón.

Aunque los resultados podrían parecer obvios tratándose de una película de Pixar, las emociones registradas varían considerablemente entre los tres protagonistas del estudio. Las mediciones en Rush, por ejemplo, arrojan un elevadísimo porcentaje de alegría durante toda la película (90,4%) entremezclada con pequeñas dosis de tristeza (9,3%) y un repunte de ira.

En Susana, sin embargo, la tristeza supera el 30% y es que ella misma reconoce que se le saltaron las lágrimas en algunas escenas, "sobre todo cuando la protagonista visualiza recuerdos". El estudio achaca este sentimiento de nostalgia a la capacidad de empatía de Susana y a las neuronas espejo, más activas en las mujeres que en los hombres. Además, Susana experimenta la ira o la rabia en un momento diferente a Rush, justo cuando la cinta muestra un momento conflictivo entre madre e hija.

En los tres casos, eso sí, la alegría y la tristeza van de la mano durante toda la película, aunque en distintos porcentajes. Esta conclusión del estudio coincide con el trasfondo de la película: las emociones se entremezclan de manera que todas, al final, son necesarias. Incluso las que habitualmente consideramos negativas.

Para Luis Muiño, colaborador habitual de 'Muy Interesante' o 'La Vanguardia', este es el punto más innovador de la película y donde da en el clavo el experimento de Disney con BitBrain: "La psicología ha vivido una década de 'optimismo naif' propio de esos libros de autoayuda que nos invitan a estar siempre contentos mientras que la película cuenta muy bien la importancia de las otras emociones. De ese golpe sobre la mesa que es la ira y que nos sirve para cambiar las cosas; de esa petición de ayuda que son las lágrimas y de esos recuerdos felices que traen a nuestra mente la nostalgia o la tristeza".

BitBrain Technologies

BitBrain, que comenzó como una spin-off de la Universidad de Zaragoza, se ha convertido en poco tiempo en un referente en el ámbito de la medición de las emociones. Comercializa su tecnología a empresas de neuromarketing de todo el mundo y grandes marcas como L'Oréal han utilizado sus aparatos de medición para adaptar sus estrategias de marketing a las reacciones emotivas de sus potenciales clientes.