Un café y mucho arte

Las paredes de un bar, cafetería o restaurante pueden servir a pequeños artistas desconocidos a dar luz a sus obras.

Muchos artistas se dedican a restaurar obras o crearlas como método de distracción.
Muchos artistas se dedican a restaurar obras o crearlas como método de distracción.
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Caminar por Zaragoza se convierte en una excursión en la que si mantienen los ojos muy abiertos pueden encontrar pequeños rincones de arte. Los bares, cafeterías y restaurantes ya no son un simple lugar al que ir a tomar un café o una copa, ahora las obras de arte de alguien pueden rodearte mientras disfrutas de una tapa.


La capital aragonesa cuenta con numerosos artistas que se dedican a pintar o crear esculturas como una manera de pasar el tiempo, pero a todo creador le gusta mostrar su trabajo, y muchos bares de la ciudad han tomado la iniciativa de vestir sus paredes con estas obras, otorgando al artista un espacio en el que demostrar su talento.


Es el caso de Azarina Fussion, un bar de tapas y restaurante situado junto a la plaza de toros de la Misericordia: “Todo empezó con la obra de Lalo Cruz con pinturas en la parte de la barra del bar. Para mí era demasiado minimalista y pensé que ya que tenía más paredes libres podía unir a más artistas y que mi local quedara decorado”, explica Pedro Ruiz, dueño del bar.


El arte no tiene límites; esculturas, fotografías, pinturas, cualquier manifiesto artístico tiene cabida en las paredes de Azarina: “Tengo esculturas, cuadros y pinturas de artistas que se dedican por hobby. Un vecino de la zona me preguntó si podía exponer sus fotografías y yo encantado con todo el que quiera exponer”, afirma Pedro.


Para muchos artistas desconocidos poder exponer en bares supone un reconocimiento que posteriormente puede verse muy bien valorado. Es el caso de la artista Pilar Galve, que ha recibido reconocidos galardones a lo largo de su trayectoria, como por ejemplo el Primer Premio en el XXVI Salón de Primavera de Adafa en mayo de 2015.


Exponer en una galería de arte requiere un mantenimiento y un coste que muchos artistas amateurs no pueden costearse, de este modo el apoyo de los bares de la ciudad están cobrando una gran importancia, como es el caso del Café 40/15, situado junto a la ciudad universitaria. “Siempre hemos querido que no sea solo un lugar en el que tomar un café, sino un espacio social en el que pudiéramos exponer obras o manualidades”, comenta María Ágeles García, responsable de la cafetería.


En Café 40/15 modifican sus exposiciones mensualmente con obras de vecinos de la zona. “Ahora tenemos un tótem al óleo de Reyes Casasnovas”, apunta María Ángeles. Para poder mostrar las obras cada artista acude al bar para apuntarse en una lista de espera que ya alcanza hasta 2018. “La última persona para exponer está apuntada para febrero de 2018. Si el mes que le toca a alguien no puede exponer, lo que hago es ir al último de la lista, llamarle y ver si le viene bien exponer”, asegura María Ángeles.


El restaurante Disrael, a pocas calles de distancia (Avenida Gómez Laguna s/n Edificio Universitas 2), expone cada tres o cuatro meses obras de gente que se dedica a pintar para pasar el tiempo. “Ahora mismo tenemos expuestos cuadros de Mariano Comín, pero la siguiente es de una clienta que viene y dibuja a los clientes de la terraza”, afirma el encargado del bar.


Si además de ser artista amateur se tiene la fortuna de tener un bar, la posibilidad de exponer obras está servida en bandeja. Es el caso de Rocio Luque, dueña del restaurante familiar Dovela en la zona centro de Zaragoza. “Hace un poco de todo por entretenimiento, ahora tenemos un espejo con el nombre del bar que ella misma ha restaurado y al que ha añadido el nombre del bar”, explica su hijo Brian. En el bar se pueden encontrar desde cuadros de geishas esmaltadas, manualidades y obras restauradas por la artista, que en la mayoría de ocasiones son regaladas a sus conocidos.Requisitos para exponer

Los artistas exponen sus obras de manera totalmente gratuita sin beneficio alguno para los dueños de los bares. En caso de que un cliente esté interesado en una obra, el dueño del bar se pone en contacto con el artista para darle el número de teléfono del interesado en la obra.


“Nosotros lo hacemos de forma gratuita, no cobramos nada a la persona, ni exigimos que nos haga una obra concreta”, aseguran en Café 40/15. El único beneficio que reciben ambas partes es la difusión de su arte y la decoración del bar. “No nos llevamos nada, lo hacemos de manera simbólica, a nosotros nos viene bien porque cambiamos las paredes del bar”, afirman en el restaurante Disrael.


La oportunidad de exponer obras puede estar a la vuelta de la esquina, sólo se deben mantener los ojos abiertos y encontrar esos pequeños rincones de la ciudad que pueden suponer un mural para los artistas. 

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