La estación de autobuses de Tarazona “absolutamente necesaria” que nunca llega

Una “necesidad” que se convirtió en una alternativa. La llegada de la estación de autobuses pública a Tarazona parece no tener fecha a pesar de la importancia que su alcalde, Luis María Beamonte, le daba en 2009 al asegurar que se trataba de una infraestructura “absolutamente necesaria” para Tarazona.

Precisamente, la ubicación que contaba con todas las papeletas para su construcción, se encuentra actualmente siendo adecuada como parquin en superficie.

La situación es pelicular, pues la capital de la comarca de Tarazona y el Moncayo es actualmente el único municipio aragonés con más de 10.000 habitantes, junto a Cuarte de Huerva, que no cuenta con esta instalación de propiedad pública. El municipio dispone de una bajera en pleno centro de la ciudad, concretamente en la avenida de Navarra, cuya propiedad pertenece a una de las dos empresas de autobuses que operan en la ciudad, Therpasa.

El Ayuntamiento de Tarazona solicitó en 2008 la cesión de los terrenos conocidos como 'del entorno del Palacio de Eguarás' a la Diputación Provincial de Zaragoza (DPZ), operación que nunca se llevó a cabo y que pretendía albergar una estación pública de autobuses, un aparcamiento subterráneo y servicios públicos complementarios sin especificar.

Llama la atención el baile de cifras en la capacidad del parquin subterráneo, pues mientras en 2008, Beamonte declaraba que tendría 700 plazas, tan solo un año más tarde disminuyó la cifra hasta las 120. 

En agosto de 2009, la junta de Gobierno municipal aprobó convocar un concurso de ideas para proyectar la futura estación de autobuses que el primer edil presupuestó en una inversión de entre 3,4 y 4 millones de euros. Para su ubicación se pensó en el solar situado en la confluencia de la calle de los Laureles con la Nacional 122, hasta el momento un terreno sin asfaltar y destinado al aparcamiento arbitrario de vehículos. Se trataba del emplazamiento ideal, según manifestaron fuentes municipales en su momento, frente a la alternativa de los terrenos de la antigua fábrica Textil Tarazona, en la calle Carrera de Zaragoza.

Nada más se supo del concurso de ideas, pues nunca llegó a convocarse tras concluir que la ubicación era desfavorable, -contrariando así las declaraciones de Luis María Beamonte-, según el Consistorio turiasonense.

También en 2009 fue la DGA quien puso de manifiesto la necesidad imperante de dignificar la red de estaciones de autobús. Por esta razón se comprometió a invertir 500.000 euros en cada terminal a construir. La primera fase incluiría, entre otras localidades, a Tarazona. La historia se repitió y las intenciones se evaporaron. La ciudad del Queiles parecía condenada a no disfrutar de este servicio.

Dos años después, en 2011, con los suelos en propiedad de la DPZ tras la infructuosa cesión, el municipio vio cómo sus aspiraciones por contar con una estación pública de autobuses se diluían de los planes políticos de unos y otros. El parquin subterráneo también causó baja, aunque en este caso sí se hizo pública la razón: el elevado coste.

No obstante, los terrenos no quedaron abandonados, pues tras una primera urbanización, se está procediendo a su adecuación como aparcamiento en superficie desde el mes de febrero. Actualmente, aunque la obra se encuentra perimetrada, puede verse cómo avanzan los trabajos: varias columnas recuperadas del cercano Palacio de Eguarás sostienen sendas pérgolas de madera que jalonan el aparcamiento con capacidad para 200 vehículos. El espacio lo adorna un gran bloque de hormigón que anuncia el nombre de la ciudad. Estas obras, dependientes de la DPZ, se adjudicaron por un valor de 661.844, 68 euros.La estación "no es una prioridad"

Desde el Ayuntamiento de Tarazona transmiten que la construcción de una estación pública de autobuses no se contempla por el momento, asegurando que “las prioridades van por otro tipo de proyectos”.

“Es como tantas otras cosas que han prometido”, comenta Jesús García Usón, concejal por Tarazona Plural, en referencia a las intenciones por construir la estación: “¿Qué sentido tiene construirla si no se demanda?”. García considera que sí existía una demanda de aparcamiento en la zona debido a su urbanización, pero podía haberse hecho una inversión más austera, calificando la realizada como un “despropósito”.