La familia de Publio Cordón celebra un acto en su recuerdo, 20 años después de su captura

Pilar Muro reconoce que su vida cambió desde ese momento, pero "es como si hubiese pasado ayer".

Pilar Muro, la mujer del empresario Publio Cordón
Pilar Muro, la mujer del empresario Publio Cordón
Efe

Pilar Muro, la mujer del empresario Publio Cordón, de cuyo secuestro por los Grapo se cumple este sábado 20 años, cree que el epílogo no "esta escrito todavía", y, aunque reconoce que "es muy difícil", tiene esperanza en encontrar el cuerpo de su marido, porque la Guardia Civil le da gran confianza.


En una entrevista en su despacho de la Clínica Quirón de Zaragoza, Pilar Muro ha hecho balance de estas dos décadas en las que no ha cesado la búsqueda del cuerpo de su marido, que según los Grapo murió en Francia al intentar escapar de la casa en la que estaba retenido, y cuyo secuestro "cambió absolutamente" la vida de esta familia, que pasó "muchos momentos de miedo y de terror".


Pero lo primero que ha resaltado es que su marido no desapareció, como se dijeron tantas veces en los medios de comunicación, sino que se trató de "un secuestro y asesinato. Hoy en día, tenemos claro que no está desaparecido. Lo mataron, lo asesinaron", ha enfatizado.


Este sábado, la familia celebrará un acto de recuerdo en la capital aragonesa y a pesar de estos veinte años "es como si hubiese pasado ayer", ha dicho Pilar Muro, quien califica aquellos momentos como "un caos en la familia".


"Nos cambió la vida absolutamente" y "pasamos muchos momentos de miedo y terror. Hemos tenido de todo. Esperanza también. Pero la vida nos cambió absolutamente. Nadie somos lo que éramos entonces", ha reflexionado esta empresaria, que no quiere dejar de trabajar, porque le sirve de terapia.


"Hay cosas en la vida que marcan de tal manera que las vives cada día" y cuando "voy a dormir intento quitármelo de la imaginación, porque no dormiría", pero siempre vuelve a preguntarse "por qué pasó", por qué esos terroristas cogieron como objetivo a Publio que nunca había sido amenazado, ni recibido petición de dinero.


Dice que no se cree "absolutamente nada" el relato que han dado en los tribunales los terroristas del Grapo, aunque puede ser "que haya parte de verdad", pero fueron "unos mentirosos" desde el primer momento, ya que recibieron el dinero del rescate cuando ya había muerto. "Primera y terrible mentira", ha enfatizado.


A pesar de ello, tiene esperanza de que pueda encontrarse a su esposo, aunque acepta que "es muy difícil. Pero, sobre todo, tengo la confianza en las Fuerzas de Seguridad, la Guardia Civil, que trabajan sin descanso" y mantienen el caso abierto.


"Puede ser una opción muy remota, pero yo no quiero perder esa esperanza" y eso permitiría conocer la verdad sobre su muerte, si hay o no "una bala" en su cuerpo. "Ahí está el quid de la cuestión" y "por eso (los grapos) no dicen la verdad de donde lo dejaron".


La búsqueda en las laderas del Mont Ventoux (Francia) es como "buscar una aguja en un pajar" y no se cree que cavaran la fosa donde dicen que dejaron el cuerpo ni que lo trasladaran casi 300 kilómetros desde la casa donde estuvo secuestrado.


"Es imposible. No me creo nada de eso. Por la distancias y por el trabajo en sí", ya que "esta gente no ha trabajado, ni han dado un pique en su vida. Van a estar una hora o dos en pleno monte. Imposible".


Muro ha recordado los días del secuestro y el "comportamiento bastante malo", según sus palabras, del entonces ministro de Interior, Juan Alberto Belloch, y la secretaria de Estado Margarita Robles, a quienes ha reprochado que no la recibieran y que "fuentes" del ministerio convirtieran a la víctima en culpable, al decir que habría podido huir a Sudamérica, donde lo buscaba Interpol.


"Aquello me hizo tanto daño como el propio secuestro", ha lamentado Pilar Muro, quien ha recordado que la policía disponía de todas las pruebas porque "pinchó" todos los teléfonos, reconocieron la voz de los grapos "cuando negociábamos" y "cuando fuimos a pagar", ya bastante después, el ministerio "lo sabía, porque se lo decimos" y "nos dieron el visto bueno".


Veinte años después, piensa que hay que seguir adelante con su "vida y la de tu familia" y que "hay que saber perdonar también o entender el por qué de las cosas", aunque en este asunto no piensa en los secuestradores de su marido

"No pienso en ellos. Primero tenían que pedir perdón, que no lo han hecho".

A su juicio, "no está escrito todavía el epílogo" de este caso, porque la Guardia Civil le "da mucha seguridad".