​El homenaje de una maestra

La profesora de Religión Ventura Fernández ha recordado a sus alumnos del Jerónimo Blancas en la Semana Cultural de Valdefierro.

Algunos de los dibujos y recuerdos que ha expuesto Ventura Fernández
Algunos de los dibujos y recuerdos que ha expuesto Ventura Fernández
E. G.

Han pasado diez años y Ventura Fernández no olvida su etapa como maestra en el colegio público Jerónimo Blancas de Valdefierro, Zaragoza. Tanto es así que ha dedicado a sus alumnos la exposición 'Pequeño homenaje a grandes personas'. Con motivo de la Semana Cultural del barrio, la profesora de Religión colgó en el centro cívico decenas de dibujos hechos por sus pupilos entre 1995 y 2005 y que ella ha conservado en su casa como un gran tesoro. “Fueron unos años geniales”, sintetiza Fernández, de 69 años.


“Los primeros cursos fueron difíciles porque había diversidad de etnias y pocos estudiaban Religión”, recuerda esta andaluza que dice que poco a poco se fue ganando al alumnado. Su estrategia fue recurrir a la literatura, al cine, a la música, la danza... “Soy andaluza y a muchos de los gané porque tienen familia en mi tierra”, explica. “Recuerdo la beatificación de Ceferino Giménez, 'el Pelé', el primer gitano hecho santo, que se preocupó por los necesitados y cómo se lo expliqué a los chicos”, relata. Al día siguiente tenía a los padres de los alumnos gitanos esperándola para que les contara a ellos lo que sabía de Pelé. Y la escucharon embelesados y agradecidos.


Con otros chicos empatizaba en los recreos, cuando cogía la guitarra y les cantaba a Lole y Manuel.


Entre los dibujos que guarda la maestra se encuentran los que hicieron los niños para una campaña de los Agustinos misioneros tras el paso del huracán Mitch por Nicaragua. “Les propuse llenar cuerdas con monedas de 25 céntimos (de pesetas) y lo que recaudamos lo enviamos al padre Emilio”, cuenta Ventura, quien conserva las ilustraciones y la carta de agradecimiento del misionero.


Otras emotivas estampas son las que los alumnos le regalaron cuando la maestra enfermó. “Me decían que rezaban para que me curara”, dice. La andaluza superó el cáncer pero le dejó incapacitada, casi sin voz. Aun así visitó a sus alumnos. A los que habían pasado ya al instituto les fue a ver allí. “Pedí permiso y me reuní con ellos. Me llenaron de poemas y flores, fue extraordinario”.


En la clausura de la exposición, un centenar de personas volvieron a arropar a la maestra. Incluso quienes no estudiaron Religión, como los hermanos Julia y Pablo González. Algunos volvieron a pedirle que les firmara de nuevo el libro de 'El principito', que regalaba a cada alumno en su comunión. Y otros no pudieron acudir a la cita pero le siguen llamando por teléfono para compartir con ella sus alegrías y sus problemas.