Tercer Milenio

En colaboración con ITA

La investigación de cientos de secuestros virtuales, desde Zaragoza a una prisión chilena

El rastreo de las llamadas efectuadas a varias víctimas de Zaragoza reveló que el cabecilla de la red hacía las llamadas desde la propia cárcel. La Jefatura Superior de Aragón ha pedido el apoyo de Interpol para las detenciones.

La investigación de cientos de secuestros virtuales, desde Zaragoza a una prisión chilena
La investigación de cientos de secuestros virtuales, desde Zaragoza a una prisión chilena
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Los extorsionadores que trataron de estafar a decenas de zaragozanos simulando telefónicamente el secuestro de un familiar tienen su base de operaciones en una ciudad chilena en cuya prisión está cumpliendo condena el jefe de la banda. La investigación abierta por el Grupo de Delitos Violentos de la Jefatura Superior de Policía de Aragón ha permitido confirmar que las llamadas son del mismo número y proceden de allí, hechos que comunicaron hace días a Interpol para que localice a los estafadores. Además, ha solicitado a un juzgado de la capital aragonesa que envíe una comisión rogatoria al país latino para que sus autoridades judiciales autoricen la detención de los delincuentes. Al parecer, el cabecilla de la red se encarga de efectuar las llamadas y sus cómplices, que están fuera de la prisión, son los responsables de cobrar el dinero que consiguen sacar a las víctimas.


Las pesquisas se iniciaron a principios del pasado mes de febrero después de recibirse cinco denuncias en la capital aragonesa de ciudadanos que habían recibido llamadas de teléfono en las que el interlocutor les comunicaba que tenía secuestrado a un familiar y que debían pagar inmediatamente cierta cantidad de dinero para liberarle. En dos de ellas, las víctimas cayeron en el engaño y enviaron cerca de 400 euros cada una a través de la empresa Western Unión, que no deja rastro del dinero.


Durante esos días, los extorsionadores hicieron decenas de llamadas aleatorias a domicilios de Ejea de los Caballeros y Calatayud, aunque solo en diez de los casos denunciaron haberlas recibido y solo en uno se hizo efectivo el pago por el falso secuestro. Las informaciones facilitadas a la Guardia Civil por los perjudicados permitieron centrar también el origen de estas comunicaciones en Chile. No obstante, por el momento se desconoce si los autores de las efectuadas a la capital aragonesa y al resto de la provincia son los mismos.

Llamadas a toda España

Aragón no es la única comunidad en la que han proliferado los intentos de estafa mediante este procedimiento, que surgió en Latinoamérica y se ha ido extendiendo poco a poco por el resto del mundo, fundamentalmente de habla hispana. En toda España se conocen ya cerca de 200 casos y aún no se ha producido ninguna detención.


Aunque se han dado casos en los que los delincuentes recopilan información para presionar a la persona que responde al teléfono –normalmente por las redes sociales–, en los denunciados hasta ahora en Aragón las llamadas se efectuaron de forma aleatoria, ya que hubo potenciales víctimas que no tenían hijos o que en el momento de recibirlas estaban junto a ellos, y otras que se las tomaron a broma. No obstante, los delincuentes son hábiles y con pocas palabras pueden averiguar circunstancias del interlocutor con las que dar verosimilitud a su amenaza.

La estafa consiste en simular el secuestro de un familiar y solicitar el pago de una cantidad de dinero para la supuesta liberación. El objetivo de los timadores telefónicos es convencer a la víctima de que realmente han cometido el secuestro. Para ello amenazan con causarles daños físicos y hasta llegan a poner al teléfono al supuesto secuestrado para que, entre lamentos, reclame el pago del dinero para evitar que le sigan maltratando. La víctima, obviamente, habla poco y muy alterada con el objeto de dificultar que se reconozca su voz ya que, en realidad, se trata de la grabación de un cómplice.


La llamada se prolonga el tiempo suficiente para impedir que la víctima pueda comprobar que es verdad lo que le están diciendo y conseguir que lleve a cabo un pago rápido, aunque sea en una cuantía muy inferior a la que solicitan inicialmente.


En la provincia de Zaragoza los extorsionadores comenzaron pidiendo 2.000 euros y terminaron aceptando unos 400, que las víctimas remitieron a través de empresas de envío de dinero.


Las fuerzas de seguridad del Estado recomiendan a los ciudadanos que mantengan la calma si reciben una de estas comunicaciones y que hagan preguntas trampa –cambiando el nombre de su hijo para cerciorarse de que se trata de un engaño-, que tomen notas cuando hablen, que exijan poder ponerse en contacto con la víctima y, sobre todo, que traten de cortar la comunicación lo antes posible. Al tratarse de un engaño, en la mayoría de ocasiones, cuando el interlocutor interrumpe la llamada, los delincuentes optan por la vía fácil y buscan a otra víctima.