La Fundación Labordeta inicia su andadura

La muestra, ubicada en la calle Mariano Barbasán, acoge objetos personales, libros, discos y fotografías que resumen su vida.

Labordeta, a través de una exposición
La Fundación Labordeta inicia su andadura
Laura Uranga

El pueblo aragonés, ese que tanto cariño demostró a José Antonio Labordeta en su despedida, en septiembre de 2010, puede desde este jueves revivir su memoria y su legado en la muestra permanente que ha abierto en Zaragoza la fundación que lleva su nombre y en la que la familia ha reunido la esencia del poeta.


La exposición acoge objetos personales, libros, discos, manuscritos, cuadros y fotografías que resumen la vida de uno de los más importantes personajes aragoneses del siglo XX, que como cantautor fue capaz de escribir el 'Canto a la libertad' y, como político, de mandar "a la mierda" a los diputados del Congreso que hacían caso omiso de su intervención, cuando él mismo era parlamentario.


Su viuda, Juana de Grandes, ha explicado este jueves a los medios de comunicación, emocionada, el proceso por el que se gestó esta sala de exposiciones, que está ubicada en la calle Mariano Barbasán de Zaragoza y que en un futuro se pretende que albergue actividades culturales y literarias.


El momento "decisivo", en el que De Grandes vio clara la importancia que tenía su marido para el pueblo, fue el día posterior a la muerte del cantautor, poeta y político, cuando decenas de miles de aragoneses acudieron al Palacio de La Aljafería, donde se había instalado la capilla ardiente, a darle su último adiós.


"Aquello me sobrepasó y en ese momento me dije que había que devolver a la gente el cariño que le había demostrado", ha enfatizado la viuda del poeta, quien ha asegurado que en la nueva exposición permanente están "todos los recuerdos" de una vida en común de más de 50 años.


La faceta más personal de Labordeta (Zaragoza, 1935-2010) recibe al visitante nada más llegar, puesto que en la primera sala se ha colocado su despacho, con todos los libros, discos y útiles de escritorio dispuestos tal y como estaban cuando falleció.


Sobre la mesa, una máquina de escribir, unas hojas manuscritas con bolígrafo rojo, su colección de pipas, un calendario del año 2000, un busto del rey Alfonso I El Batallador y un atril. El libro que está abierto sobre él son las "Obras Completas" de su hermano, el poeta Miguel Labordeta, fallecido en 1969.


Detrás se ha colocado su librería, que coronan las figuritas de los Cabezudos de Zaragoza, y que está repleta de volúmenes de lo más diverso, de discos y de un tocadiscos sobre el que descansa una foto en blanco y negro de Labordeta con el cantautor Joaquín Sabina. Apoyada en un lateral, una guitarra.


Este despacho era "su refugio" y llevaba con él toda la vida, desde su etapa como profesor en Teruel entre 1964 y 1970. El lugar donde escribió casi toda su obra, ha explicado su hija Paula.


Esta sala está salpicada de paneles explicativos con su biografía y decenas de fotos, y también se dedica en ella un rincón a Miguel Labordeta, cuya muerte fue un momento de ruptura en la vida de José Antonio porque fue el detonante de inicio de su etapa creadora.


Otra sala, la llamada profesional, contextualiza toda su producción musical, literaria, política y como comunicador.


Una parte importante de este espacio lo ocupa el adiós que le brindó el pueblo aragonés cuando falleció, con las primeras páginas de los diarios del día, los libros de condolencias, los cientos de telegramas recibidos de toda España y la bandera de Aragón que cubrió su féretro.


Adorna una pared una copia del manuscrito del Canto a la Libertad, en una vitrina se exhiben todos sus libros y en otra todos sus discos. Hay una parte dedicada a su actividad política como diputado en el Congreso, por Chunta Aragonesista, entre 2000 y 2008, y también se enseñan algunas cartas que recibió de Camilo José Cela, Jorge Guillén o Gabriel Celaya.


El ánimo socarrón de Labordeta queda plasmado en las caricaturas que adornan el pasillo de la sede de la Fundación, que se podrá visitar, en grupo y con cita, a un precio de un euro por persona para contribuir a los gastos de luz y mantenimiento. Los jueves por la tarde se abrirá al público en general.