Una partida de ideas

Binnakle hace posible que las empresas vuelvan a su etapa creativa a través de un juego de mesa.

Directivos empresariales jugando una partida de Binnakle
Una partida de ideas
Laura Uranga

“¿Qué haría Madonna para mejorar la creatividad de la empresa?”. Esta es una de las preguntas que se han formulado este miércoles cincuenta directivos de las empresas y asociaciones más importantes de Zaragoza. En esta reunión, organizada por la sociedad Init en el Centro de Incubación Empresarial Milla Digital (CIEM), han podido empezar a jugar a Binnakle, un juego de mesa que permite desarrollar la creatividad y el emprendimiento en todos los departamentos de una compañía. “De este modo, se consigue que se fomente el 'intraemprendimiento', es decir, que sean como las 'start up', más flexibles y dinámicas”, ha afirmado Julia Julve, gerente de Init.


Esto es lo que pretende lograr Sara Aidi, directora financiera de Eurofontanilla. “Nosotros somos una empresa madura y pecamos de olvidarnos de la innovación, por eso, hemos pensado que sería positivo este juego para conseguir darle una vuelta más a la forma que tenemos de trabajar”, ha destacado Aidi. Para ella y el resto de los presentes era la primera vez que participan en este juego, por lo que se les ha tenido que explicar previamente en qué consistía.


El juego tiene tres misiones diferentes. La primera se basa en volver a formular la pregunta que se están haciendo. “Siempre hacemos las mismas cuestiones y, por lo tanto, conseguimos respuestas idénticas”, ha recordado Philippe Delespesse, creador del juego junto a Lourdes Cateura. La segunda fase es lo que comúnmente se denomina 'brainstorming', pero con algunos toques diferentes. “Hay unas tarjetas de estimulación que ayudan a tener una visión diferente, como por ejemplo, la de un niño, Dalí o Madonna”, ha subrayado.


Las siguientes misiones se basan en volver a la realidad. “Todas las ideas que hemos obtenido, rompedoras y tradicionales, se debaten con el resto de grupos que están jugando la partida”, ha explicado Delespesse. De este modo, unos las atacan para descubrir cuáles son sus puntos débiles y otros dan ideas para mejorarlas. La misión final se centra en conseguir que el director de la empresa apruebe la propuesta. “Por un lado se prepara una presentación de tres minutos, el tiempo necesario para convencer, y por otro se le ofrece un pequeño prototipo para disipar el miedo al fracaso”, ha recalcado.


Así, siguiendo cada uno de los pasos, han salido tres grupos vencedores, que son los que más puntos han ganado gracias a la cantidad y calidad de sus ideas. “Nosotros hemos propuesto desde una barra libre de chocolate hasta otras más clásicas como bonificar las ideas con primas económicas”, ha ejemplificado Aidi.

Un juego que engancha

A mitad de juego, todos los presentes se mostraban encantados de poder participar en esta gran partida. “Normalmente son más pequeñas, para un departamento de la empresa, pero en esta ocasión queríamos mostrar a diferentes compañías lo que puede ofrecer el juego”, ha sostenido Julve. Aunque a algunos les ha parecido un poco raro eso de sentarse delante de un tablero, con su personaje e ir leyendo cartas para conseguir innovar, finalmente todos han conseguido su objetivo. “Ha sido muy curioso porque en las reuniones te sueles cortar bastante y ahora puedes dar cualquier idea, aunque sea una locura porque seguro que se puede sacar algo positivo de ella”, ha asegurado Aidi.


Por su parte, Mónica Drexler, que venía de la empresa DKV, ha explicado que el proceso es bastante parecido al que utilizan en su compañía, pero nunca se había imaginado poniéndolo en práctica delante de un tablero. “Salen ideas muy curiosas y diferentes por lo que es muy factible que lo acabemos desarrollando en nuestra empresa”, ha comentado. Una opinión a la que se suma Aidi. “Me voy a fotocopiar todas las hojas con las ideas porque hay algunas muy buenas y sorprendentes”, ha puntualizado.