"Si viene una riada como la de 1961, solo podemos esperar que el río haga lo que le dé la gana"

?Los vecinos de la ribera del Ebro protestan por la falta de dragado del cauce, una actuación con muchas limitaciones.

El Ebro a su paso por el centro de Zaragoza este martes por la mañana
"Si viene una riada como la de 1961, solo podemos esperar que el río haga lo que le dé la gana"
Laura Uranga

Aunque lo peor ya ha pasado, los pueblos de la ribera del Ebro tardarán en olvidar la riada de esta semana. El agua todavía inunda muchos de sus campos y algunas de las motas rotas por la fuerza del río o para intentar desalojarlo sirven también de recordatorio.


Los alcaldes tienen, además, la sensación de que podría haberse evitado, al menos en parte. Desde los ayuntamientos de la zona se solicita a las autoridades que se realicen “limpiezas” del cauce del río, donde creen que está la clave de los problemas. “Se han anegado campos que no lo hicieron en 2013, aunque esta vez el caudal ha sido de unos 200 litros menos”, explica el alcalde de Remolinos, Alfredo Zaldívar.


En su caso, el enemigo tiene forma de isla de unas 15 hectáreas, localizada al final del meandro que dibuja el Ebro todavía en el término municipal de Boquiñeni, como explica su alcalde, Miguel Ángel Sanjuán. “El río llega muy rápido hasta allí, pero en esa zona se remansa. No hay riesgo para el casco urbano, pero sí para los campos y tememos que un día llegue a saltar la mota de Remolinos”.


En el año 2013, la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) realizó actuaciones en siete localidades del tramo medio del río. Novillas fue uno de los municipios que se beneficiaron de ellas. “Quitaron unos 20.000 metros cúbicos de arenas, pero solo fue un arañazo”, asegura José Ayesa, su alcalde. La acumulación de sedimentos y maleza debajo del puente provoca una presión “que manda el agua hacia los lados, al pueblo y las granjas, que están en un terreno que antes no se inundaba”, indica. “Las riadas deterioran la agricultura y la vida de la gente. Si no hay limpieza, nos seguiremos hundiendo”.


Los alcaldes temen lo que ocurrirá cuando toda la nieve que se está acumulando en estos días se deshiele. “Este año se dan las circunstancias propicias para ser un año catastrófico. Hay mucha nieve acumulada y si llueve con calor y lo arrastra… Evitamos hasta pensarlo. Si viene una riada como la de 1961 no podemos más que esperar que el río haga lo que le dé la gana”, reflexiona Alfredo Zaldívar. Para él la única solución es “que limpien”.

Una situación compleja


A pesar de las peticiones de los vecinos, dragar el río no es una tarea sencilla. La CHE recuerda que el tramo medio del Ebro es una zona de especial protección, sujeta a una normativa medioambiental muy estricta. Tanto en los años 2010 como 2013 este organismo ha realizado dragados en algunos puntos, pero necesitan la autorización de las comunidades autónomas ribereñas y la declaración de impacto ambiental del Ministerio de Medio Ambiente.


Otro inconveniente de los dragados es que necesitan ser regulares para tener efectividad. La Confederación está impulsando un anteproyecto que determina las zonas donde se podría realizar la extracción periódica de sedimentos, de manera que se mejore el desagüe en todo el río. “Las soluciones tienen que ser variadas, pero la primera es que las comunidades fijen su política”, ya sea de una gran protección medioambiental o de uso de motas, indica Xavier de Pedro, presidente de este organismo. De Pedro también recuerda que que no es una obligación de la CHE la limpieza del cauce, sino su autorización, y que gobiernos autonómicos, ayuntamientos, confederaciones de regantes e incluso particulares pueden actuar con los permisos necesarios. “Lo que no puede ser es que los consejeros reclamen la limpieza pero no las realicen”.Otras medidas


Los grupos ecologistas también señalan la necesidad de limitar lo más posible este tipo de actuaciones. “No son eficaces, porque si le quitas los sedimentos, el río los vuelve a poner, como ocurre en el canal de navegación de Zaragoza”, explica Paco Iturbe, miembro de Ecologistas en Acción. Tampoco mejoran la situación las motas, “que aceleran el río en lugar de frenarlo” y que, en algunos casos, hay que romper tras la riada para permitir que vuelva a su cauce.


Por ello sugiere otras fórmulas, entre ellas “devolverle elementos como las llanuras y los brazos de inundación o los sotos de ribera, más útiles y baratos”. Aunque tampoco es tan simple. Algunas localidades, como Novillas, Pradilla y Pina de Ebro aceptaron que la CHE crease en sus términos municipales áreas de inundabilidad controlada y en Tauste se ha construido un cauce de alivio, que, según este organismo “ha demostrado su eficacia en periodos de crecida”. La dificultad estriba en que para que su eficacia se notase realmente es necesario que se generalicen en toda la cuenca y algunos ayuntamientos, en especial en Navarra y La Rioja, no aceptaron el uso de sus terrenos.