Un nuevo laboratorio sitúa a Zaragoza como referente en el tratamiento de residuos

El objetivo de sus proyectos es reducir los residuos y obtener el máximo rendimiento de ellos.

La empresa Urbaser, filial de medio ambiente y logística del grupo ACS, ha inaugurado este miércoles en Zaragoza un nuevo laboratorio I+D+i para el tratamiento de residuos que coloca a la ciudad como referente nacional e internacional en esta materia.


Entre las líneas de investigación que se mantienen en este centro de innovación tecnológica, llamado "Alfonso Maíllo" (CIAM), están la biometanización, el tratamiento de olores, el compostaje, el pretratamiento, la valorización energética o los productos para nuevos mercados.


El objetivo de estos proyectos, según ha indicado a los medios de comunicación Pablo Bernal, responsable de la planta, es reducir los residuos, así como obtener el máximo rendimiento de ellos.


Con los residuos comunes, procedentes de la ciudad de Zaragoza y de 62 pueblos, lo que supone más del 55% de la basura generada en Aragón, se produce compost y abonos con el carbono y nitrógeno hallados y, por otro lado, tras la separación de los materiales, con la ayuda de digestores, producen biogás, que genera electricidad para la actividad de la planta y para exportar.


Para la generación de este biogás también se investiga en otros campos como la microbiología, la depuración de aguas y lodos o la generación de nuevas sustancias.


Asimismo, para la eliminación de olores y de lixiviados -los vertidos líquidos procedentes de los residuos- en las plantas de tratamiento, Urbaser estudia distintas técnicas de medición de estas sustancias olorosas, así como modelos matemáticos para definir unidades de olor y mejora de absorbentes biológicos.


Otra de las líneas de investigación principales se centra en cómo convertir plástico en biodiesel y cómo detectar y separar los metales pesados contaminantes que están en la basura y transformarlos en combustible.


En este proceso el plástico se funde, se eleva a mucha presión y temperatura que hacen que las moléculas se rompan en un proceso llamado craqueo térmico para luego volver a juntar las de hidrógeno e hidrocarburos.


Esta instalación ya esta diseñada y, según ha anunciado el presidente de la compañía, José María López Piñol, el plazo previsto para que esta nueva planta de tratamiento comience a operar es de nueve meses desde que se inicie la cimentación de la misma, que está a punto de comenzar.


López Piñol ha cifrado esta inversión en 700.000 euros, que se unen a los dos millones destinados al CIAM que este miércoles se inaugura y los seis millones invertidos por Urbaser desde que inició su actividad en el Centro de Tratamiento de Residuos de Zaragoza (Ctruz), en 2011.


Ha destacado también que su empresa también gestiona la recogida de residuos en ciudades como Madrid, París o Santiago de Chile, que está presente en 15 países, que se encuentra entre las diez primeras del mundo en su sector y es líder mundial en la técnica de digestión anaeróbica.


Del mismo modo, el presidente de Urbaser ha asegurado que todas las líneas de investigación que vayan desarrollando van a ir incorporándose a esta planta zaragozana, la principal que posee su compañía.


Además, ha señalado que aquí el biogás se transforma en energía eléctrica, pero que en otras ciudades ya se limpia y se convierte en gas natural para cualquier uso.


Urbaser firmó un convenio con el Ayuntamiento de Zaragoza en diciembre de 2013 para instalar en el Ctruz estos nuevos laboratorios y ambas partes han hecho lo mismo con otro convenio mediante el cual la empresa desarrollará nuevos tratamientos para los lodos procedentes de la planta de La Cartuja.


El acuerdo ha sido rubricado por el consejero municipal de Urbanismo e Infraestructuras, Carlos Pérez Anadón, quien ha resaltado que con este centro Zaragoza se convierte en "referente nacional e internacional" en este ámbito y que, asimismo, se demuestra que la ciudad puede estar "a la cabeza" en la reducción de emisiones de CO2.


Pérez Anadón también ha ensalzado la colaboración público-privada, la creación de puestos de trabajo -siete de momento- y que sea un centro abierto a la universidad y a los clientes.