Durante el último año, las ayudas dadas a través de Cáritas han crecido un 24%. Según los datos facilitados por la propia organización, hasta el 30 de noviembre de 2013 dieron un total de 10.943 ayudas, mientras que en el mismo periodo del año posterior ascendían a 13.562. Esto se debe a que según el VII Informe FOESSA, en Aragón una de cada cinco personas se ven afectadas por procesos de exclusión: 255.000 personas que forman parte de 83.000 hogares. De éstos, casi 31.000 se encuentran en la exclusión más severa.

Las elevadas cifras de pobreza y exclusión en la Comunidad Autónoma revelan también un incremento de la desigualdad del 22,4% en los últimos años (frente a un 8,6% en el resto de España). Este aumento de la inequidad no sólo revierte en el empeoramiento de la economía de los hogares, sino también en el deterioro y la cohesión social, que además se extiende a otros ámbitos, como la vivienda y la salud.

Con relación al empleo, a pesar de encontrarnos en mejor situación que la media española, hay que destacar la incidencia del desempleo en los jóvenes (1 de cada 2 menores de 25 años se encuentra en desempleo) y la tasa de paro de larga y de muy larga duración que se sitúa en el 54% y 31% respectivamente, y que refleja una situación mantenida de cronicidad entre quienes la sufren. En Aragón la incidencia del desempleo afecta más a la población extranjera que en el resto de España (41’5% en Aragón frente al 37% en España) con datos de 2013.

Asimismo, más de 2 de cada 10 personas en Aragón tienen dificultades de accesibilidad, inadecuación, habitabilidad o inestabilidad en su vivienda. El 43,3% hogares se han visto obligados a reducir los gastos fijos de la casa. Y un 18,4% no dispone de dinero suficiente para poder afrontar gastos de hipoteca, alquiler, electricidad, agua…

Casi 2 de cada 10 personas en Aragón se encuentran afectadas por la exclusión de la salud: un 13% de los hogares no pueden seguir los tratamientos médicos necesarios.

Un problema crónico en Zaragoza

El desempleo y la escasez o inexistencia de rentas afecta a la alimentación, la vivienda y la salud, ámbitos prioritarios para los que las familias solicitan mayor ayuda y durante más tiempo. Cáritas comprueba, a través de la atención que presta, el grado de necesidad y cronicidad existente, así como las dificultades que encuentran estas familias para acceder u obtener respuesta desde algunos de los servicios públicos.

En total se han registrado, 345 incidencias, que corresponden a 294 familias atendidas y que afectan a un total de 1.059 personas (593 adultos y 466 menores).

Las principales dificultades de acceso a prestaciones públicas y el tipo de prestación que presenta dificultad. Se han recogido 228 incidencias relativas al Ingreso Aragonés de Inserción (IAI), casi dos terceras partes de las incidencias. En segundo lugar, 93 incidencias relativas a las Ayudas de Urgente Necesidad (27%), y 24 son concernientes a las prestaciones de Ayuda de Integración Familiar (7%).

Cáritas Diocesana de Zaragoza valora que el modelo de prestaciones económicas públicas actual es mejorable puesto que es poco protector en el tiempo y no siempre se adecúa a las necesidades de los hogares. La subordinación de las políticas sociales a la austeridad, que viene concretándose a través de recortes en los recursos, ha fragilizado el ya precario modelo distributivo, revirtiendo negativamente en las personas más vulnerables. Esto afecta a los procesos de intervención educativa o transformadora con las familias, por lo que habría que reflexionar acerca del modelo de servicios sociales y sobre cómo articular respuestas asistenciales a la par que procesos de transformación o promoción para las personas.

"¿Qué haces con tu hermano? Sin dignidad no hay justicia"

Con esta campaña Cáritas comienza un nuevo ciclo temático de sensibilización social y denuncia que, con el lema general “Ama y vive la Justicia”, finalizará en 2017. Este trienio van a poner el acento en la urgencia de recuperar el valor de la dignidad de todas las personas y el ejercicio de derechos humanos básicos y fundamentales, en especial, de las personas que viven en situación de exclusión y vulnerabilidad social.

La organización entiende que esta situación sostenida de indignidad es muestra de la falta de justicia social y no puede mantenerse ajena al clamor de las víctimas. Por ello, cómo entidad diocesana, vive con creciente preocupación el aumento de las ayudas directas e intervenciones sociales que está realizando, desde los inicios de la crisis, ante las dificultades de acceso a las prestaciones sociales públicas que no sólo constata en su trabajo diario, sino que manifiestan directamente muchas de las personas atendidas.