Ateca, paso natural entre el Ebro y la Meseta

La villa de Ateca se encuentra 102 kilómetros de Zaragoza, a orillas del Jalón.




El nombre de esta localidad procede del árabe 'Atíqa', que significa 'antigua'. Y, sus orígenes se remontan a 250 a.C. cuando era población celtíbera conocida como Alce.


Los maestros mudéjares -musulmanes que habitaban en territorio cristiano, dejaron huellas inconfundibles en los principales monumentos atecanos de su tradición cultural y constructiva. Así, la torre y la iglesia parroquial de Ateca son magníficos legados de esa tradición hispanomusulmana. En 1999 la UNESCO les otorgaba el mayor reconocimiento internacional, declarándolo 'Patrimonio de la Humanidad' por su destacado su valor histórico y artístico.

Situada en lo alto de la villa, esta torre también funcionó como fortaleza. Su belleza y armonía decorativa resulta evidente ante los ojos de sus visitantes, convirtiéndola en uno de los monumentos mudéjares más emblemáticos de la Comarca.


La gran nave que da vida a la Iglesia Parroquial de Santa María abre paso a diversas capillas que albergan retablos construidos entre los siglos XVI y XVIII, algunos de ellos fruto del mecenazgo de familias ilustres de la localidad. La espectacular Capilla de la Virgen de la Peana y la de la Hermandad de la Soledad, se convierten en las favoritas de atecanos y visitantes.


El retablo mayor, dedicado a la Virgen María, fue realizado entre los años 1652 y 1661. Este armónico conjunto de talla y pintura cuenta, también, con algunas incrustaciones de cristal, algo inusual en la Comarca.