Decenas de comercios renegocian in extremis su alquiler de renta antigua que expira el 1 de enero

Las calles del Casco Histórico cambian su fisionomía con el desembarco de franquicias y el cierre de tiendas clásicas.

Se va agotando la cuenta atrás. En apenas 50 días se extinguirán los últimos contratos de alquiler de renta antigua y muchos de los comercios familiares que no habían renegociado los locales hasta la fecha se ven abocados a hacerlo in extremis y asumir subidas si no quieren tener que trasladarse de local. "No son muchos los que han esperado hasta ultimísima hora, pero un puñado de casos sí hay", explica Óscar Sanz, presidente de la Asociación de Comerciantes del entorno de Don Jaime. El problema se da, sobre todo, en el Casco Histórico y afecta a tiendas clásicas, que han sobrellevado la crisis gracias a los bajos arrendamientos.


"Dentro de lo que cabe, con la actual coyuntura económica y la caída de consumo, quienes aún tengan que renegociar no lo harán en condiciones demasiado desfavorables si los propietarios son comprensivos", explica Sanz, que considera que la crisis ha alejado al fantasma de "las grandes subidas". En Don Jaime hay comercios como la ‘boutique’ de vestidos de novia Pelegrín y Tardío que ha logrado un acuerdo favorable con los dueños del inmueble en donde se ubican, pero también existen tiendas de recuerdos que aún revisan sus contratos con la espada de Damocles del próximo día 1 de enero sobre sus cabezas.

La ley conforme a la que se suscribieron los bajos arrendamientos data de 1964, si bien fue levemente retocada en 1994. Entonces se dio una moratoria de veinte años para que propietarios e inquilinos acordaran cómo actualizar el importe de los alquileres. El plazo toca a su fin y mientras unos ven una oportunidad para firmar un nuevo contrato acorde a los precios del actual mercado, otros temen que se dé la puntilla a establecimientos "de toda la vida", explica Javier Ariño, asesor jurídico de la Federación de Empresarios de Comercio y Servicios de Zaragoza (ECOS).


Baile de estimaciones


Es difícil saber cuántos establecimientos están afectados por esta amenaza porque se trata de contratos privados entre particulares, si bien la Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos (UPTA) calcula que en Aragón podrían ser unos 6.000, sobre todo, "talleres de reparación, hostelería o pequeños alojamientos".


Esta estimación, sin embargo, ECOS la juzga un tanto exagerada porque "se trata de contratos muy antiguos en los que los titulares en muchos casos han fallecido y, en otros, se han jubilado sin cónyuge o descendientes que se dediquen a la misma actividad, por lo que han ido paulatinamente dejando los locales".


Ariño, que ha mediado en numerosas negociaciones, explica que muchos comerciantes han ido asumiendo subidas de alquiler de forma gradual "lo que también ha hecho que la incidencia sea menor".


Desde 2008 han sido muchos los establecimientos veteranos que han echado la persiana en la ‘milla de oro’ zaragozana, cuya fisonomía está cambiando con el desembarco de ciertas franquicias "y también con la conversión de algunos locales en establecimientos de hostelería", apunta Sanz, que cree que los primeros pueden dar nuevos aires al Casco, pero los segundos desvirtúan la identidad de estos entornos comerciales. Javier Ariño también recalca que muchos alquileres antiguos afectan a "negocios antiguos, con mucha solera, a los que quizá desde los poderes públicos se deberían proteger o tratar de conservar como patrimonio de la historia y escena urbana de nuestras ciudades".


Futuro plan municipal


Mientras tanto, en el Ayuntamiento acaban de sacar a concurso dos informes previos que servirán para diseñar el nuevo Plan Local de Comercio que tendrá vigencia entre 2015 y 2021. El primero de los estudios analizará la oferta comercial (actualizando el censo de locales y su situación) y el otro informe se centrará en la demanda comercial (qué hábitos tienen los zaragozanos, cómo y dónde compran). Ambos trabajos, presupuestados en 100.000 euros, estarán concluidos antes de finales de año. Se pretende así tener una radiografía fiel del comercio de la capital, que distará mucho la que se obtuvo en 2008, antes de la crisis, cuando había unos 8.000 establecimientos. La caída de consumo, según los expertos, se ha cebado en sectores como el textil (-20%) o el equipamiento del hogar (-30%) y ha afectado con más crudeza a barrios tradicionales como Las Fuentes, San José o Torrero.