Julio Jimenez: "Se pierde la parte más bonita"

Julio Jiménez, patrón del barco que surca el Ebro, lamenta no poder navegar hasta Vadorrey, pero destaca el aumento de grupos que han experimentado, con una boda y varias despedidas de soltero incluidas

El propio Julio entró en el cauce para demostrar el mínimo calado de un punto concreto del canal de navegación.
Julio Jimenez: "Se pierde la parte más bonita"
Heraldo

Julio Jiménez ha recorrido el Ebro con varias embarcaciones en distintos tramos, pero reconoce que hacerlo en Zaragoza es especialmente difícil. Desde el año pasado, es el patrón del Félix de Azara II, y en esta temporada que está a punto de terminar se ha quedado con la espina clavada de no haber podido dar servicio entre Vadorrey y el Náutico. "Para mí se pierde la parte más bonita", opina. 


Además, critica que hay "gente molesta" con la supresión de este recorrido. Por un lado, algunos vecinos de Vadorrey, y por otro visitantes que ven en Internet que se puede coger el barco en este barrio, van hasta allá y se encuentran con que tienen que desplazarse al Náutico.


A pesar de este contratiempo, cree que los usuarios que se han montado a los barcos han quedado "satisfechos", y destaca el auge de grupos que han tenido en esta temporada. "Hemos tenido más colegios y residencias de ancianos", apunta. Además, este año han llevado despedidas de soltero, la celebración de unas bodas de plata y hasta el primer viaje de unos novios que se casaron en el parque del Agua y que decidieron ir al centro en barco por el río.


Destaca que los visitantes de fuera de Zaragoza han llegado fundamentalmente de "Cataluña, Valencia y Andalucía", mientras que los extranjeros que más se han animado a recorrer el Ebro han sido "los franceses y los italianos". En cuanto a la gente de Zaragoza, Jiménez cree que "destacan sobre todo las vistas que hay desde dentro del río". "Dicen que no se esperaban verlo así", añade.


Por último, apunta que el barco ha tenido un buen comportamiento y no ha sufrido averías. El único problema con el que se han encontrado llegó en unos de los peores días, los del puente del Pilar: el aumento del caudal arrastró un gran número de algas, que hicieron imposible la navegación al engancharse permanentemente con la hélice que impulsa al Félix de Azara.