El otro Ecce Homo de Borja

El Museo de la Colegiata muestra un destacado busto barroco de escuela andaluza de esta representación religiosa. 130.000 personas ya han visitado la fallida intervención que hace dos años dio la vuelta al mundo

Museo de la Colegiata de Borja
El otro Ecce Homo de Borja
M. N.

Poco más de dos años después de que Borja viviese el seísmo con la fallida y mundialmente conocida intervención sobre el Ecce Homo de las paredes de la iglesia del Santuario de Misericordia, el municipio zaragozano sigue “digiriéndolo”, y trata de avanzar en la estela de aquel cataclismo mediático que vivió a partir de que el 21 de agosto saltase a los medios el resultado de la frustrada recuperación de la pintura.


Pocos saben, sin embargo, que otro Ecce Homo de Borja sigue incólume y puede verse en el magnífico edificio del Museo de la Colegiata de Santa María, anejo al templo. El centro acoge un interesante corpus de piezas religiosas de distintas épocas y técnicas, en el que destaca este busto de escuela sevillana del siglo XVII, expuesto dentro de una urna de madera acristalada y decorada con columnas helicoidales. Una pieza barroca de un dramatismo dulcificado, sin la sobrecarga propia de las escuelas andaluzas. “Se donó con la condición de que se expusiese al público tal y como lo tenían en su casa sus anteriores propietarias, que lo utilizaban para rezar”, explica Manuel Gracia, presidente del Centro de Estudios Borjanos. Las hermanas López, hijas del pueblo, donaron esta pieza a la parroquia, una curiosa muestra en tierras aragonesas de la representación evangélica del Ecce Homo, traducción del “He aquí el hombre” que pronunciara el gobernador Poncio Pilato cuando presentó a Jesús, azotado, humillado y portando la corona de espinas, ante la muchedumbre que debía dirimir su destino.


Una pieza original en un discurso museográfico que muestra el rico patrimonio religioso de la localidad, desde rarezas de la música antigua, -como un par de bajones, antecedentes del actual fagot-, un valioso Cristo yacente de terracota de la mano del bilbilitano Gregorio de Mesa, y, el principal tesoro, las tablas del antiguo retablo mayor de la colegiata, magnífico ejemplo del gótico naturalista del siglo XV, obra de Nicolás y Martín de Zahórtiga.“El perfil del visitante está cambiando”


“Aunque no todo el flujo de visitantes que acude al santuario viene a los museos, se ve que el perfil del visitante está cambiando – dice Mamén, guía de la Oficina de Turismo-. Cada vez viene más gente de un nivel socioeconómico mayor y con más inquietudes intelectuales, que ha sabido de Borja y viene interesada en conocer el pueblo y su patrimonio”.


El ‘fenómeno Ecce Homo’ sigue siendo motor de atracción para el municipio del Campo de Borja. “El mes de agosto ha sido una locura de visitas”, dice la concejala de Turismo del Ayuntamiento, Ana Tejero. Desde que saltó a los medios la polémica intervención, unas 130.000 personas han pasado por el Santuario de la Misericordia, algunos de ellos venidos desde las antípodas, como muestran los mapas que cuelgan a la entrada de la iglesia donde el visitante puede indicar su procedencia. Una plasmación cartográfica que muestra de un vistazo la pasión que desató el frustrado trabajo por todo el globo terráqueo. Por las visitas se sigue cobrando 1 euro –se estima que se han recaudado unos 80.000-, y las ganancias obtenidas revierten en la Fundación Sancti Spiritus, propietaria y gestora del santuario y de una residencia para la Tercera Edad.


“El tema del Ecce Homo ha tenido diferentes momentos. La gente viene a Borja porque eso llama la atención, pero luego se dan cuenta de que vale la pena venir al pueblo”, explica Tejero, quien hace el apunte de que en un pueblo de algo menos de 5.000 habitantes “hay tres salas de exposiciones temporales en las que hacemos no menos de 12 exposiciones al año”, además de tres museos –el Museo de la Colegiata, un pequeño museo arqueológico y el museo del convento de Santa Clara-, y un cuarto en proyecto, el museo dedicado al pintor y primer alcalde de Borja, Baltasar González. Amén del puñado de destacados palacios renacentistas que se contemplan en su casco histórico, recientemente declarado BIC, como el Palacio de los Vera, popularmente conocido como la Casa de las Conchas, que tiene su réplica en el Pueblo Español de Barcelona.


“En Borja no hemos parado de trabajar las distintas corporaciones en la recuperación del patrimonio y en edificios como el que hoy es el Museo de la Colegiata, que es de propiedad municipal -dice la concejala-. Así que cuando saltó lo del Ecce Homo fue como que te dieran una patada en la tripa, porque era que te conocieran casi por lo contrario, aunque Cecilia lo hizo desde el cariño”.


Con la perspectiva de los dos años pasados, una vez “reconducida la situación” y aún con el regusto de la celebración que acogió el Santuario de Misericordia el pasado 21 de agosto para rememorar el particular gordo que le cayó a Borja hace dos años, se hace “un balance positivo para todos, para el pueblo, para la fundación y para Cecilia. El reto es seguir trabajando para seguir aprovechándolo”.