“Estamos a 1.500 metros del ayuntamiento y parece que vivamos en un lugar apartado”

?Vadorrey critica el olvido a las demandas del barrio.

Los columpios de Vadorrey
“Estamos a 1.500 metros del ayuntamiento y parece que vivamos en un lugar apartado”

“Consideramos que no estamos recibiendo los servicios por los que pagamos”. Así se resume el secretario de la Asociación de Vecinos del barrio de Vadorrey, Pablo Polo, el malestar de la ciudadanía del distrito ante lo que consideran una “dejación de los servicios”, y que ha llevado al deterioro del mobiliario urbano y las zonas verdes del vecindario.


Las principales críticas se centran en una de sus viejas reivindicaciones, el adecentamiento del Parque Vadorrey, aunque parece que quieren pensar eso de que ‘la victoria pertenece al que persevera’. “Hacía 15 años que no se le daba un tratamiento a esta zona, y el viernes empezaron a acondicionar los caminos”, explica Polo, quien denuncia que “la dejadez en la que se encuentra esta zona es para verlo”.


La degradación de los parterres, la falta de arbolado y la obsolescencia de las áreas infantiles son las críticas que suscita este parque, localizado entre la calle Jesús Burriel y el Paseo de la Ribera, junto al antiguo campo de fútbol del barrio. Un acondicionamiento muy demandado, al tratarse de una zona con muchas familias jóvenes y niños pequeños.


“Yo misma he llamado al ayuntamiento en alguna ocasión”, dice María, madre de dos pequeños, quien critica que “en algunas zonas hay mucha tierra y piedras, y los columpios parece que se van a caer”. Para esta vecina “es una pena que esté así, porque hay zonas del parque que están muy resguardadas del cierzo y por las mañanas da el sol, es el típico sitio en el que puedes estar en invierno o a primera hora por la tarde con los niños, pero está fatal”.


Unas críticas que se han agudizado en lo que va de año y que parece que ahora surten efecto. “Ha habido protestas muy fuertes, se han realizado informes detallados de la situación, y parece ser que todo esto ha motivado que nos atendiesen”, dice Pablo Polo.


Pero desde la asociación de vecinos el descontento va más allá, aluden al olvido de algunas demandas que se entienden esenciales, como la falta de marquesinas en las paradas de los autobuses del Puente de la Unión, la vegetación que se acumula en los parterres de la ribera o la desatención de sus propuestas en la Operación Asfalto, “que desaparecieron de la lista”. 


“Tenemos la sensación de ser un barrio de segunda, y es una sensación catastrófica, que viviendo a 1.500 metros del ayuntamiento parezca que estemos en un lugar totalmente apartado -apunta Polo-, y  no será porque desde la asociación de vecinos no nos quejemos”.