Un estudio revela que el 13% de los niños del Casco Histórico padecen obesidad

La malnutrición, por una dieta baja en frutas y verduras y basada en productos ricos en grasas, es una de las principales causas

Un estudio ha revelado un problema de obesidad infantil en el Casco Histórico de Zaragoza causada por la malnutrición en las familias en riesgo de exclusión social. Las dietas bajas en frutas y verduras, y basadas en productos ricos en grasas saturadas, es una de las principales causas del fenómeno, además de la poca actividad física que realizan estos niños.


El estudio realizado por la Obra Social de La Caixa, la Fundación Ozanam y el Ayuntamiento –a través de la oficina Zaragoza Redistibuye– parte de los elevados niveles de pobreza infantil en España, que ahora mismo ronda el 33% según ‘Save The Children’. Así, se han marcado como objetivo a largo plazo mejorar el impacto de las medidas tomadas por los colectivos que trabajan en el barrio de San Pablo, así como contribuir a la comunicación entre ellos para evitar la duplicidad en la utilización de los recursos.


Los menores de la zona se han aferrado a unos malos hábitos alimenticios tomados por las familias que suelen elegir productos industriales por su facilidad a la hora de cocinarlos, su precio muy asequible y porque resultan más apetecibles para los niños, según recoge el informe. Este problema es claramente detectable en los almuerzos que los menores llevan al colegio y la gran afluencia de estos chicos a cadenas de comida rápida. Además, la dificultad que entraña el acceso de los más desfavorecidos a las actividades organizadas en el barrio, por su elevado precio, han colaborado a incrementar la aflicción de este problema en el Casco Histórico.


Según los datos recogidos en el Centro de Salud de San Pablo a casi 5.000 niños, son más del 13% de los menores los que sufren problemas de obesidad, aunque la tendencia no ha crecido en los últimos años. Sin embargo, son los adolescentes de 13 y 14 años los que presentan las cifras más preocupantes del estudio, ya que alrededor de un 20% de ellos lo soportan.


Con el objetivo de tomar cartas en el asunto y darle la vuelta a esta situación, el estudio hace hincapié en los programas surgidos para la atención de los niños en los periodos vacacionales. Estos deben dejar de ser meros proyectos que ofrezcan una comida equilibrada al día y tienen que pasar a constituirse como una red de protección al menor que incluya programas educativos y de ocio que promuevan la alimentación sana.


No solo los más pequeños deben recibir educación, sino que es muy importante que las familias participen activamente en los programas de formación que fomenten una vida saludable. En este aspecto, el coordinador del estudio y también del programa Zaragoza Redistribuye, Jesús Alquezar, explicó que, aunque los comedores escolares se aproximan a las recomendaciones de calidad, "hay aspectos que mejorar". Ofrecer alguna ración más al mes de pescado y cambiar las guarniciones de productos industriales por ensaladas es una de las posibilidades, así como ofrecer a los padres, junto al menú mensual de comida en el colegio, una propuesta sana y complementaria para las cenas. El concejal de Acción Social, Roberto Fernández, recordó que 200.000 personas han acudido ya a las ayudas de urgente necesidad, lo que supone "un aumento del 68%", por lo que la partida presupuestaria de este área crecerá en un millón, aunque todavía no se ha informado de donde saldrá ese dinero.