El vecino de Montañana condenado por asfixiar a su mujer y a su hija logra que vuelvan a juzgarle

La Audiencia Provincial le impuso diez años de cárcel por sendas tentativas de asesinato, pero el Tribunal Supremo anuló el fallo al apreciar "indefensión"

El procesado, Enrique García Sánchez, durante el juicio celebrado ayer en la Audiencia.
El vecino de Montañana condenado por asfixiar a su mujer y a su hija logra que vuelvan a juzgarle
ASIER ALCORTA

La Audiencia Provincial de Zaragoza volvió a sentar ayer en el banquillo a Enrique  García Sánchez, el vecino de Montañana al que se condenó a diez años de prisión por intentar acabar con la vida de su esposa y la de la hija de ambos, una menor de solo seis años. La defensa no se conformó con el fallo y recurrió ante el Tribunal Supremo alegando que al negarle la práctica de una pericial psiquiátrica y otra criminológica el tribunal le había causado una "indefensión material". El Alto Tribunal entendió que la queja estaba justificada y ordenó que se repitiera la vista, que volvió a celebrarse este lunes.


A través de un fallo dictado en octubre de 2013, la Sección Primera declaraba probado que en la madrugada del 5 de octubre de 2012 Enrique García Sánchez intentó ahogar a su esposa introduciéndole la mano en la boca, así como su propio pelo. Los gritos de la mujer –que quedó semiinconsciente– despertaron a la niña. Al verla en el pasillo, su padre se dirigió hacia ella y la cogió del cuello intentando ahogarla metiéndole los dedos en la boca. La Fiscalía pedía 22 años de prisión por sendos delitos de asesinato frustrado, pero el tribunal rebajó la pena al apreciar que el acusado sufría un trastorno de personalidad y de ansiedad agravado por un proceso celotípico.


Los forenses Eduardo Cantón y Eduardo López Fornies dijeron entonces y volvieron a repetir ayer que ese trastorno no anulaba la inteligencia del acusado, pero sí le produjo una "pérdida completa" del control de sus impulsos."Sabía lo que hacía, pero no podía parar", matizaron. En cualquier caso, los especialistas consideraron que este problema solo le causaba una merma de la responsabilidad en grado medio.


La defensa, a cargo del letrado Mariano Montesinos, entendía que el trastorno diagnosticado a  su cliente debía conllevar una eximente completa y, por lo tanto, la absolución. Y para ello se apoyaba en las conclusiones de una prueba pericial de parte que el tribunal no le permitió practicar en el primer juicio, pero que tras el pronunciamiento del Supremo sí se llevó a cabo en la vista oral de ayer. Los autores de este informe psiquiátrico llegan a las mismas conclusiones que los forenses del Instituto de Medicina Legal de Aragón (Imla), pero difieren en cuanto al grado de imputabilidad.


La exmujer del procesado, que ejerce la acusación particular a través de la letrada María Ángeles Pozo, rememoró ayer la violenta agresión y confesó que llegó a temer por su vida y por la de su hija. "Tengo muchísimo miedo de que ahora le dejen libre y acabe con lo que empezó", manifestó al nuevo tribunal (el que juzgó en su día al vecino de Montañana ha tenido que ser sustituido por orden del Supremo).