Sombrerería María, 150 años que buscan continuidad

La jubilación del titular podría suponer el cierre del histórico establecimiento de la plaza de San Felipe.

María José López, propietaria de la Sombrerería María
Sombrerería María, 150 años que buscan continuidad
m.f.

El sombrero vaquero de Bunbury, la boina de Marianico el corto o la mismísima gorra con visera de estilo americano de José Antonio Labordeta salieron de la Sombrerería María. Un establecimiento histórico que lleva vendiendo sombreros a los zaragozanos más de 150 años y que ahora echa el cierre por jubilación.

Cuatro generaciones de sombrereros han precedido a María José López en este local del centro de Zaragoza situado en la plaza San Felipe. Esta jacetana, al frente del comercio desde hace 27 años, asegura que, con 66, ha llegado el momento de dejar paso a otra generación, aunque sus ojos todavía lagrimeen al decirlo.

 Una historia repleta de sorpresas

"Esta tienda ha sido muy dura, le he dado mi vida, pero me ha dejado grandes momentos y me va a resultar muy difícil desprenderme de ella", comenta.

Con 39 años, María José se enamoró de la sombrerería y de su ubicación, y decidió sin ningún conocimiento previo lanzarse a la venta de este complemento.  "Aprendí durante meses observando al dueño anterior y el resto lo ha hecho la experiencia", comenta. A día de hoy María José es capaz de identificar la talla de la cabeza de cualquiera con apenas mirarlo unos segundos."Es un don que tengo", afirma entre risas.

Desde la boina de toda la vida hasta los sombreros de estilo clásico y elegante, pasando por los panamás, los veraniegos y sobre todo las gorras, las paredes de este establecimiento han visto cómo cambiaba la moda de la sociedad zaragozana desde finales del siglo XIX.

Pero, a pesar de que la Zaragoza de hoy se parece poco a la de entonces, la adquisición de estos útiles complementos no parece haber descendido. La venta de sombreros sigue siendo igual de rentable que hace 20 años. "Al mes vendemos unos 40 o 50 piezas y se gana dinero, sobre todo en invierno", explica la vendedora. Solo dos tiendas se dedican en exclusiva a la venta de sombreros en Zaragoza. Tanto es su éxito que hasta la capital aragonesa llegan clientes de toda España buscando esos sombreros. "En estos años nos hemos hecho unos 30.000 clientes que siempre acuden aquí, aunque sea desde Barcelona o Bilbao".

 Un carácter aragonés que conquista

El secreto para que funcione tan bien parece residir en la propia María José. "El producto que traigo tiene mucha calidad pero lo que más le gusta a la gente es mi forma de ser". Ella no pierde la oportunidad de charrar y reír con cada uno de los clientes. "El 35% de nuestros clientes son personas mayores, pero cada vez viene más gente joven. Además los hijos de los mayores que vienen a día de hoy, son los que vendrán mañana", explica.

Y es que según dice, el sombrero no entiende de edades ni de clases. Tanto a ricos como a pobres cobija del frío o del calor y es signo de elegancia.

Su paso por este establecimiento le ha dejado momentos difíciles, recuerda con especial intensidad tres robos que sufrió ella misma, pero los sombreros también han dejado lugar a las risas. "Proposiciones de abuelos y piropos tengo a montón", comenta burlona.

Pero la cuenta atrás ha comenzado y ahora María José quiere descansar junto a su marido Plácido. Eso sí, les gustaría conseguir traspasar el negocio para que otra persona siga vendiendo sombreros, aunque por ahora parece un objetivo difícil.