Los casi 20.000 musulmanes que viven en Zaragoza empiezan mañana el Ramadán

El ayuno y la oración son la base de este mes sagrado. En la ciudad hay 11 mezquitas, aunque están "saturadas"

Un grupo de musulmanes, rezando anteayer en la mezquita de Gil Morlanes (barrio San José).
Un grupo de musulmanes, rezando anteayer en la mezquita de Gil Morlanes (barrio San José)

Aunque el Ramadán iba empezar hoy, la Unión de Comunidades Islámicas de España y la Comisión Islámica de España decidieron a última hora de ayer posponer el inicio de este mes sagrado hasta mañana. Según explicó Qassim Umar Menéndez, presidente de la asociación de musulmanes Sufitum, esto se debe a dos razones: intentar unificar el inicio del Ramadán entre el mayor número de países posible y, sobre todo, la Luna. El Ramadán comienza con la luna nueva y ayer se constató que, en España, este satélite no se encontraba aún en esta fase, sino que la alcanzará esta noche. Así las cosas, el ayuno de los casi 20.000 musulmanes que viven en Zaragoza se iniciará cuando llegue el alba de este domingo.


El Ramadán es un periodo en el que los musulmanes no pueden ni comer ni beber durante el día, es decir, desde el alba hasta que desaparece por completo la luz natural. A partir de ahí, ya de noche, tienen permitido comer, beber e incluso fumar y tener relaciones sexuales, también prohibidas durante el día. Esta rutina la mantienen todo el Ramadán, que suele durar 30 días (como ocurre este año).


"La idea es que, de la garganta para abajo, no puede entrar nada durante el día con la excepción de la saliva. Por ello, sí que puedes enjuagarte o lavarte los dientes durante el ayuno", explica el propio Qassim Umar (más conocido como Ahmad Salah As Sufi), español converso y presidente de la asociación de musulmanes Sufitum.


El Ramadán es para los musulmanes una época de "purificación" del alma, que les permite "estar más cerca de Alá", y una forma "de sentir durante el día lo mismo que los pobres". "Con el ayuno liberas las toxinas que contienen los alimentos –dice–. El cuerpo empieza a usar grasa y las toxinas que se han ido depositando durante el año se eliminan".


"Parece muy duro quedarse el día sin beber. Hay gente no musulmana que se echa las manos a la cabeza. Pero la verdad es que solo cuesta un poco durante los tres primeros días, hasta que te adaptas", añade Abderrahmen Ben Chaabane, presidente de la Unión de Comunidades Islámicas de Aragón.


Qassim Umar dice que "no se trata de un sacrifico tan excesivo como parece". "No es un ayuno completo, sino un cambio de ciclo: es pasar de comer durante el día a comer por la noche". Algunos musulmanes, como es su caso, incluso empiezan a prepararse un mes antes del Ramadán, por ejemplo ayunando algún día suelto. "Es cuestión de mentalizarse, de disciplina y de resistencia", sintetiza.Unos dátiles al romper el ayuno

Cuando se rompe el ayuno diario –al haberse marchado por completo el Sol–, lo habitual es comer unos dátiles(que contienen mucha glucosa y son fácilmente digeribles, por lo que les ayuda a recuperar fuerzas con rapidez) o un sorbito de agua. Entonces se come ya normal y, como una hora y media después, se va a orar a las mezquitas. Ya de madrugada, existe el ‘suhur’, que es la comida que toman antes de que llegue el alba para tener fuerzas el resto de la jornada: no hay que olvidar que trabajan como cualquier día.


El mes sagrado del Ramadán termina con un gran rezo conjunto (se ha hecho en la Feria de Muestras, en La Granja, en la residencia Pignatelli...), pero este año aún no se ha decidido la ubicación.


El inicio de este mes sagrado para los musulmanes viene con la ya tradicional reivindicación de que el Ayuntamiento les ceda un terreno para que puedan construirse un centro cultural, donde se ubicaría una mezquita grande. "Lo pagaríamos como hacemos con las mezquitas actuales: solo con las aportaciones de los fieles. No podemos permitirnos comprar un terreno privado porque, con la crisis, los dos euros que dejaba mucha gente en el cesto ahora los necesitan para comer", dice Ben Chaabane.


En ese centro cultural, que llevan pidiendo "unos diez años", dispondrían de baños (para lavarse antes de orar), biblioteca, aulas para enseñar árabe y el Corán y también cocina y comedor. "La base del Islam es ayudar a los demás. El hambre no entiende de religiones y ese comedor estaría para los más necesitados, musulmanes o no. De hecho, ya damos de comer a personas no musulmanas en las mezquitas", añade Qassim Umar.


Ben Chaabane recuerda que en Zaragoza ahora hay casi 20.000 fieles para 11 mezquitas, que están "colapsadas", especialmente los viernes (que es como el domingo católico). La mayoría están en bajos de bloques de viviendas y la superficie media es de unos 150 metros cuadrados. De hecho, aseguran que en las más pequeñas (como la de Gil Morlanes, en la foto) llegan a meterse más de 300 personas los viernes. "No sé cómo lo hacemos. Entramos todos como ovejas", sonríe Ben Chaabane.