Santa Cruz de Moncayo reconstruirá el que fue su último horno alfarero

Es de planta circular y se utilizaba para cocer pucheros, botijos o vasijas de cerámica.Dejó de funcionar en los años sesenta y su cúpula y muros están parcialmente derruidos

Jaime Berges, concejal de Santa Cruz del Moncayo, muestra el estado del horno.
Jaime Berges, concejal de Santa Cruz del Moncayo, muestra el estado del horno

Santa Cruz de Moncayo reconstruirá su último horno de cerámica que permaneció en funcionamiento hasta los años sesenta, una de las señas de identidad de la historia de esta localidad, estrechamente ligada a la alfarería por la existencia de abundante arcilla en su término municipal.


El horno está parcialmente derruido, y fue adquirido por el Ayuntamiento en el año 2002. Sin embargo, hasta ahora no ha dispuesto de financiación para su rehabilitación, que será posible gracias a una inversión de 18.000 euros del Plan de Competitividad Turística de la Comarca de Tarazona.


Está situado en una parcela posterior a un edificio de la calle Mayor, donde se ubicaría el taller de alfarería al que este horno daba servicio. De planta circular, se cree que perteneció al último alfarero que permaneció en activo en Santa Cruz de Moncayo hasta 1963: Escolástico de Val, fallecido hace varios años.


La cúpula que cubría la cámara de cocción está derruida, al igual que algunos de los muros perimetrales, debido en parte a la entrada de agua y la poca consistencia del mortero aglomerante, así como a la probable existencia de una capa de arcilla intermedia, entre el muro de mampostería y el muro interior de fábrica de ladrillo.


Pese a todo, el horno conserva otros elementos característicos, como las bocas de acceso a la caldera y la zona de cocción. Su restauración será una realidad en los próximos meses, pero el proyecto también incluye una fase de documentación para conocer el uso que tuvo y trasladarlo a su entorno, que se acondicionará como zona de recreo.Hasta siete hornos

La recuperación del último horno de cerámica se sumará al museo de alfarería que existe en Santa Cruz desde 1995, y en el que llegó a trabajar un artesano del barro.


Además, en los últimos años, se viene celebrando una feria sobre esta temática tan arraigada en la localidad. Y es que Santa Cruz llegó a tener en funcionamiento siete hornos de cerámica: unos de tejería, donde se fabricaban tejas y ladrillos; y otros de ollería, en los que se cocían pucheros, botijos o vasijas de barro que, a día de hoy, todavía se conservan en muchas viviendas del pueblo. "En todas las casas hay alguna pieza que fue cocida en éste o en otro de los hornos que hubo en Santa Cruz", asegura el concejal Jaime Berges. Todos ellos utilizaban la tierra que se extraía de los cabezos del Árbol y la Diezma, próximos a la localidad. Según Berges, "mezclada con agua daba una arcilla muy buena, de un color rojizo muy característico".


Las obras de restauración del horno comenzarán en breve y, si se cumplen los plazos, habrán concluido antes de que finalice este año.